Hace semanas que miembros de la guardería de medio ambiente del Principado de Asturias se aplican en los “controles de población” de lobos; es decir, en matar lobos. Al menos un macho adulto (en Proaza) y una hembra adulta (en Valdés), han sido abatidos recientemente. En el caso de la hembra de Valdés, era probablemente la madre de los cachorros del año pasado, y la única hembra adulta de su grupo.
Ayer mismo, 10 de marzo, y hoy mismo, y durante las próximas semanas, en el punto álgido del celo, esos guardas de la administración asturiana se aplicaban y aplicarán en destripar lobos entre los Parques Naturales de Somiedo y de las Ubiñas-La Mesa. Es decir, se aplican en destripar los grupos familiares con menor incidencia de predación sobre animales domésticos, y los que tienen mayor potencial para desarrollar el papel clave de la especie en la naturaleza. Que no sean conflictivos, y que sean una pieza clave en los ecosistemas de espacios protegidos, parece tenerles sin cuidado. Parece que esos guardas y sus jefes (Consejera, Directora General, Jefe de Servicio, por ejemplo) se empeñan en desvirtuar su profesión.
A medida que se acumulan evidencias de que los controles de población no sólo no solucionan los problemas que dicen querer evitar, sino que los incrementan, ideólogos y ejecutores de los controles no pueden alegar desconocimiento. Los controles de población van quedando relegados a la categoría de incompetencia (siendo cordiales), o de pura xenofobia ambiental. Podríamos no obstante especular otra interpretación: el Gobierno de Asturias se empeña en pescar votos en el charco más reaccionario de la sociedad asturiana.
Terminar con una sugerencia a los futuros visitantes de Asturias: que pregunten en los centros de visitantes de los parques asturianos por esas especies utilizadas en la propaganda “paraíso natural”; que pregunten qué tal ha ido la campaña primaveral de controles de lobos. Cuántos se han matado, de que edades y sexo, y por qué. Seguramente recibirán interesantes datos públicos, de la gestión pública, de la administración pública. Preguntar por esos detalles es mostrar interés y compromiso por la gestión de los espacios protegidos, ¿no?