Que la caza ilegal y la persecución humana intencionada del lobo es la principal causa de su mortalidad no es nada nuevo. Que esta caza ilegal sea ampliamente subestimada y no esté asumida ni suficientemente considerada en la gestión por las administraciones públicas (especialmente, las regionales españolas) tampoco es nada nuevo. La caza ilegal es la punta del iceberg. Es un problema mayúsculo que afecta a todas las poblaciones de grandes carnívoros del mundo. Pero en algunos lugares, los científicos están poniendo cifras a ello mediante la utilización de grandes bases de datos y series temporales de centenares de lobos radiomarcados. Y con esos trabajos están sacando los colores a los gestores públicos y a todos aquellos que avalan la caza y el control letal de lobos como herramienta de gestión.
Un reciente trabajo científico ha analizado los factores que subyacen a la mortalidad de 495 lobos radiomarcados en el período 1979-2012 en el estado norteamericano de Wisconsin, y lo ha relacionado con los cambios legislativos, factores ambientales (incluida la presencia de nieve) y las actividades humanas permitidas (como la propia caza de lobos y la caza de otras especies en época de veda de los lobos).
La caza ilegal de lobos aumentó un 650% cuando se solapan otras actividades cinegéticas y la presencia de nieve en Wisconsin (EE.UU.) Y las bajas mortales en lobos aumentaron en más del 50% durante el período no hábil cinegético justo a continuación de la temporada de caza cuando además se combina con la presencia de nieve, que incrementa su detectabilidad y exposición a la mortalidad. Esto podría ser perfectamente extrapolable a todas las poblaciones de lobos mundiales.
Debemos recordar, con las debidas salvaguardas, que aunque en España los periodos de nevadas son poco prolongados, la actividad cinegética -sin apenas control ni vigilancia- es masiva tanto durante la temporada hábil de caza mayor (habitualmente, de septiembre a febrero) como la posterior (de marzo a agosto, que coincide con decenas de miles de recechos y aguardos nocturnos de especialmente corzos y jabalíes).
Esperamos que los políticos y responsables de la gestión del lobo en las comunidades autónomas se den por aludidos por los resultados de estos trabajos científicos que determinan cómo se subestima la mortalidad no natural de lobos provocada por la caza ilegal de la especie.
Para combatir estos problemas de picaresca humana, es importante promover la protección lo más estricta del lobo -como lidera ASCEL en España- y la aplicación efectiva de los marcos de legislación vigentes. En ese sentido, queremos recordar que todos los lobos españoles están amparados por el RD 139/2011 desde septiembre de 2021 gracias a la acción administrativa y judicial de ASCEL, y que matar lobos es un delito, por lo que todo aquel ciudadano que tenga sospechas, pruebas y evidencias de delitos contra los lobos debe denunciarlos antes las autoridades.
Figura 1. Imagen que pasará a la historia, tras el éxito en la iniciativa de protección del lobo en España comandada por ASCEL. Varios ejemplares de lobo abatidos en una acción de caza con presencia de nieve en un espacio tipificado como Reserva Regional de Caza (además de Parque Regional y Espacio de la Red Natura 2000 como ZEC y ZEPA) en la Montaña de Riaño (León).