Alemania acaba de publicar la estima del tamaño de población de lobos para el último periodo de seguimiento 2022-2023. Recordamos que en el año 2000 se confirmó la aparición del lobo en muchos lustros que en 2001 se confirmó el primer suceso con éxito de reproducción en este país desde hace más de un siglo. Según esos datos, Alemania cuenta con:
184 grupos reproductores.
47 parejas territoriales.
22 ejemplares solitarios.
A efectos de comparación y homologación con los “conteos” que se hacen en nuestro país con los lobos, esto supone 251 grupos de lobos (la población española es de 297 grupos en 2012-2014, fecha del último “censo nacional”).
La tasa de crecimiento anual de la población de lobo en Alemania se ha estabilizado en torno al 13% (desde el 25% anual hace 5 años). Sirva como comparación la tasa de crecimiento anual del lobo en España en el período 1986-2014 (fechas entre los dos únicos trabajos con vocación de censo españoles efectuados hasta la fecha), un raquítico 0,039%, es decir, 333 veces menos que el promedio alemán actual**.
A juicio de ASCEL, probablemente no haya un fenómeno demográfico en el mundo equivalente con una especie tan icónica y controvertida en la historia de la conservación ambiental y pasiva, sin manejo humano alguno en forma de suelta, máxime con una especie de vertebrado superior rodeada de tanta falacia, demagogia, electoralismo y mala prensa como el lobo. Los experimentos anglosajones de la reintroducción del lobo en EE.UU parecen ahora, desde una perspectiva ajena, un peldaño claramente inferior, y estar a años luz de la recuperación alemana de los lobos, pero todo ello, repetimos, sin ningún tipo de ayuda externa directa a través de sueltas, reintroducciones y reforzamientos poblacionales.
Las cifras esgrimidas tradicionalmente en España, por extraños y ajenos (como algunos biólogos y algunos altos cargos de las administraciones regionales), de que nuestra población lobuna estaba en “expansión permanente” y de que albergamos las mayores densidades de lobos del mundo, que eso se debía a las bondades de la gestión cinegética (sic), quedan denostadas y ridiculizadas bajo el peso del milagro alemán y las hemerotecas están ahí (el problema es que muchos de esos personajes siguen a fecha de hoy ostentando cargos públicos y/o cuestan dinero al erario público en forma de contratas por sus labores como “mercenarios”).
Volviendo a los datos de Alemania, sobre la mortalidad, se ha contabilizado un total de 159 lobos muertos siendo la primera causa de mortalidad fueron los atropellos (125 ejemplares, el 79%). En España, hasta la protección del lobo en septiembre de 2021, la primera causa de mortalidad conocida es la caza legal (efectuada por cazadores y/o por la administración), aunque la real sea la caza ilegal, que es mucho mayor y además resulta críptica (como en todos los lugares donde hay lobos).
Todas estas cifras suponen que la aplicación estricta de la legislación europea y nacional, como la efectuada en la República Federal Alemana, si permite la recuperación efectiva del lobo, desde su extinción, a superar a muchos países europeos, donde la protección es laxa y flexible,como España.
Por si no fuera suficiente, Alemania ha evaluado científicamente cual es el tamaño de la población que podría sustentar en función de variables ambientales y socioeconómicas, y se estima que tiene territorio para albergar una media de 400 grupos familiares de lobos (Rango de Min. 151 – Max. 1.769 grupos), lo cual supone 800 adultos reproductores (actualmente solo tiene 368 ejemplares, un 54% menos que los que podría albergar). España no cuenta con dichas estimas ni con objetivos demográficos conocidos (la Estrategia española del lobo aprobada en julio de 2022, en sus primeros borradores si incluía unos objetivos que se deberían alcanzar, pero fueron eliminados por las administraciones implicadas, Ministerio incluido).
Si esta tendencia se mantiene, es previsible que en breves fechas, quizás en una o dos temporadas, Alemania supere a España en cuanto al tamaño demográfico de su población lobuna, ya que sus estimas suponen 251 grupos familiares/territorios de lobos, frente a los 297 grupos de España de hace 10 años. La protección del LESRPE en 2021 conseguida gracias a las acciones administrativas y judiciales de ASCEL, debería llevar aparejada una recuperación demográfica significativa, junto a una ocupación mucho mayor del territorio potencial e histórico del lobo en España en un futuro a medio-largo plazo, y si no se produce, es que las administraciones no garantizan que esa protección sea efectiva, al no combatir la persecución humana, en particular la caza ilegal del lobo.
Os recordamos que en el ejercicio anterior fueron 187 grupos de lobos los presentes en Alemania, es decir, superando a los grupos de lobos presentes en la región que aglutina al 60% de los lobos españoles (Castilla y León), incluyendo los grupos compartidos con otras regiones, todo ello, según los últimos “conteos oficiales” (no según la propaganda sectaria e indecente que de los “no censos” hace la Junta de Castilla y León para justificar sus políticas de desprotección del lobo).
Todo ello sirve para demostrar que España, a pesar de lo que proclaman responsables de comunidades autónomas de lo cual cacareaban mucho algunos medios de comunicación y algunos “expertos”, desde su adhesión a la UE en 1986, cuando ostentaba la mayor población europea conocida de lobos, ha sido superada ya por países mucho más pequeños en cuanto a su superficie territorial, como Italia (seguro), Rumanía (quizás), Polonia (quizás), Alemania (en breve), y Grecia (quizás), todos ellos países donde el régimen de protección del lobo es estricto. Por eso es importante avanzar en la protección del lobo en España y perseguir su inclusión en el Catálogo Español de Especies Amenazadas (CEEA) como especie Vulnerable, y no solo en el LESRPE.
Una gestión racional y coherente con la legislación vigente debería conducir a la catalogación del lobo como marco general, y subsiguientemente a establecer políticas proactivas para la recuperación del lobo en todo el territorio español, incluidas estrategias de comunicación mediáticas que difuminen mensajes viciados y cargados de propaganda electoral que políticos y administraciones radicales anti-sistema, cuyo único fin es degradar el patrimonio natural, incrementando los costes ecológicos de no tener lobos. Desproteger a los lobos para perpetuar un modelo de gestión que no ha conducido a nada en cuanto a gestión eficiente (ni reducir la supuesta incidencia del lobo sobre la ganadería, ni a mejorar la percepción social, ni a reducir la caza ilegal) es un atentando ambiental que socava nuestros derechos constitucionales a tener un medio ambiente saludable.
** Nota: Si diéramos por “buenas” algunas informaciones divulgadas periodísticamente, basadas en recopilaciones sesgadas e incorrectas, sin base científica alguna, ni censo real efectuado, de que la población lobera española habría crecido un 26% en 10 años desde el último censo nacional, la tasa de crecimiento en los últimos 10 años, desde el último censo nacional, sería un ridículo 2,6% anual (5 veces menos que la tasa media alemana del último año, o casi 10 veces que la experimentada en los últimos 5 años en Alemania)