Asociación para la Conservación y Estudio del Lobo Ibérico

Indiferentemente al Norte, Sur, Este u Oeste del río Duero, matar lobos no tiene justificación, ni científica, ni técnica. Menos aún, ética.

Entrevista a un miembro de la Junta Directiva de ASCEL publicada en el diario digital «El Español» el pasado 27/03/2025

ASCEL (Asociación para la Conservación y Estudio del Lobo Ibérico) pasa por ser una agrupación de personas que se basa en el trabajo voluntario de su Junta Directiva y también en la del resto de sus socios.

“No recibimos ningún tipo de subvenciones públicas por nuestro trabajo y nos financiamos a través de las cuotas anuales de nuestros socios y donaciones privadas. Nuestro principal objetivo pasa por promover la conservación, a largo plazo, de poblaciones viables y funcionales de lobos en la Península Ibérica”, explica Jorge Soto.

El pleno del Congreso aprobaba el pasado jueves, 20 de marzo, eliminar su protección especial al norte del Duero, lo que podría permitir su caza, y abre la puerta a que pueda también rebajarse la protección al sur. Una medida que salía adelante a través de una enmienda del PP al proyecto de Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario con el apoyo de Vox, Junts y PNV.

Pregunta del Periodista: ¿Cómo cree que está la situación del lobo en Castilla y León?

Según los datos oficiales publicados en el último censo de la especie, los lobos en Castilla y León han aumentado menos del 8% en los últimos 10 años, lo que supone una tasa de crecimiento anual del 0,8%, es decir la menor en una década desde los años 70. Independientemente de su estatus demográfico o área de distribución, de que haya muchos o pocos, es tal la importancia ecológica del lobo que debería estar protegido como lo están la golondrina, el buitre leonado, o el gavilán, que tienen miles de parejas en España y nadie se plantea su desprotección.

Pregunta del Periodista: ¿Es una especie vulnerable?

Hablamos de una especie vulnerable y amenazada. Está aislada del resto de poblaciones de lobo en Europa. Tiene problemas de falta de variabilidad genética y sufre altas tasas de mortalidad ilegal y atropellos. Aunque parece evidente y es público y notorio que el mayor factor de amenaza del lobo en la actualidad es la Junta de Castilla y León. Paradójicamente, la administración que debería velar por su conservación.

Pregunta del Periodista: ¿Cómo vio la medida del Gobierno, en septiembre de 2021, de que el lobo fuera especie protegida cuando entró en el LESRPE y dejó de ser cinegética al norte del Duero?

Los lobos deberían haberse protegido cuando España firmó el Convenio de Berna, hace más de 20 años. La protección del lobo en nuestro país, en el 2021, no fue debida a un capricho del Gobierno, sino a una solicitud de ASCEL acompañada de un extenso informe técnico-científico en el que justificábamos que el lobo cumplía los criterios legales y científicos recogidos en la Ley 42/2007 para merecer dicha protección. Con su protección se subsanó un error histórico con esta especie.

Pregunta del Periodista: ¿Cómo cree que ha influido estos años esa medida en Castilla y León?

No cabe duda de que, para la conservación de la especie, el hecho de que se dejara de cazar legalmente ha supuesto un gran avance. Desde el 2006 hasta el 2021 se mataron en Castilla y León, por caza y controles de población, un total de 1.104 lobos sin que esta medida haya servido para disminuir los daños al ganado. Es más, año tras año se mataban más lobos y los daños seguían aumentando. Sostener, como he escuchado a algún responsable político de la Junta de Castilla y León, que ‘cazar lobos hace que su población aumente y es bueno para su conservación’, no sólo es negacionismo científico, sino que va más allá. Es tratar a los ciudadanos como imbéciles.

Pregunta del Periodista: Hace unas semanas el consejero Juan Carlos Suárez-Quiñones presentaba, en rueda de prensa, los datos del lobo. Hablaba de un aumento desmesurado de ataques y pérdida de cabezas de ganado.

La población ha pasado de 179 grupos reproductores en el año 2014 a 193 en el último censo de 2024. Hablamos de un aumento de 14 grupos más durante diez años. Con esa tasa de crecimiento, un 8% en diez años, cualquier ciudadano medianamente inteligente podría entender que no es un aumento desmesurado. Cualquiera menos el consejero. Lo que sí que ha aumentado desmesuradamente es la cantidad de desinformación, bulos y mentiras sobre la especie, propagados desde la Junta de Castilla y León y muchos medios de comunicación de la Comunidad.

Pregunta del Periodista: Hablaba el consejero de un incremento del 47% de ataques de lobo desde que se instauró la medida en 2021. ¿Cómo lo ve?

En términos globales, los daños atribuidos al lobo en Castilla y León no supera el 0,16% del total de la cabaña ganadera en extensivo. Se trata de una afección ridícula si la comparamos, por ejemplo, con la mortalidad natural del ganado de extensivo por enfermedades, complicaciones en los partos y otras cuestiones que está entre el 5 y el 10%.

Pregunta del Periodista: Algo falla en lo que a los datos se refiere.

La Junta de Castilla y León está dando datos falsos a la sociedad, ya que antes de la protección del lobo en 2021 la administración regional solo pagaba los daños en las Reservas Regionales de Caza y al Sur del Duero. Fuera de esas zonas, los ganaderos, si querían percibir indemnizaciones por daños, debían suscribirse una póliza de seguro privada. Muchos ganaderos no daban parte porque carecían de ella o, si la tenían, estos daños no se contabilizaban porque la Junta de Castilla y León no les indemnizaba y no figuraban en las estadísticas. Tras la protección de la especie, todos los daños en la Comunidad se pagan con dinero público y son contabilizados en las estadísticas oficiales.

Pregunta del Periodista: ¿Cree que tenemos un problema con el lobo en Castilla y León?

La biodiversidad en general y el lobo en particular nunca pueden ser un problema para el ser humano. Ni en Castilla y León ni en ningún lugar del mundo. Lo que sería un problema es no tener lobos en Castilla y León. La biodiversidad y los ecosistemas completos y funcionales con todos sus ingredientes, hasta los que nos pudieran parecer más molestos, es y son garantía de nuestra propia supervivencia como humanos.

Pregunta del Periodista: ¿Dónde hay más manadas en nuestra Comunidad?

Las provincias que más grupos reproductores albergan son León y Zamora.

Pregunta del Periodista: ¿Entiende la posición de los ganaderos?

Partiendo de la base de que el lobo es un fenómeno natural como la lluvia, el sol, los robles o las amapolas y que el sector agroganadero es un sector hipersubsidiado con fondos públicos que pagamos todos los ciudadanos, es difícil entender ciertas posturas alentadas desde el populismo y la demagogia de los sindicatos agrarios.

Pregunta del Periodista: Duro ataque a estas organizaciones agrarias.

El lobo siempre ha estado ahí y estará. Si el sector quiere que se maten lobos en lugar de proteger y cuidar su ganado, quizás habría que replantearse como sociedad si merecen recibir la ingente cantidad de dinero público que reciben. Muchos de estos fondos públicos, como la PAC, se pagan con condicionantes ambientales y el objetivo de su pago es conservar el medio ambiente y la biodiversidad. Recordemos que la ganadería es un negocio privado y el lobo es un bien público que forma parte del interés general de todos los ciudadanos.

Pregunta del Periodista: ¿Cuál cree que debería ser la medida a adoptar para que conviviesen tanto los ganaderos como el lobo?

Creo que los ganaderos son lo suficientemente inteligentes para saber que hay qué hacer o qué medidas hay que implementar en sus explotaciones para no tener daños de lobo. Otra cosa es que por la razón que sea no les interese hacerlo o no lo hagan. Hay ganaderos profesionales que coexisten con el lobo y no sufren daños. Quizás sería bueno que les expliquen o informen sobre qué medidas adoptan para conseguirlo. Los daños de lobo no están relacionados con el mayor o menor número en una zona, sino con el uso o no uso de métodos de prevención para evitar los ataques.

Pregunta del Periodista: ¿Cómo vivió el acuerdo en el Congreso, el pasado día 20, en el que PP, con los votos de Vox, Junts y PNV aprovecharon la Ley de Desperdicio Alimentario para meter una enmienda que saca al lobo ibérico del Listado de Especies Silvestres de Protección Especial (LESRPE), donde fue incluido en 2021?

Con mucha tristeza y con la sensación de que España regresa a la Edad Media en materia de conservación y gestión de la biodiversidad. Utilizar al lobo como un arma o instrumento político, sin tener en cuenta todas las evidencias científicas que sostienen que la especie debe estar protegida, es una aberración y una indecencia. Las decisiones en materia de gestión de nuestro patrimonio natural deben estar basadas en la mejor ciencia disponible y no depender de criterios o decisiones políticas.

Pregunta del Periodista: ¿Qué supone esta medida?

Es una nueva vuelta de tuerca. Supone que el lobo ha pasado de ser el chivo expiatorio o la cortina de humo de todos los males del sector ganadero, a un arma política, lo cual causa vergüenza ajena en un país que se supone civilizado.

Pregunta del Periodista: ¿Ahora se va a poder cazar el lobo al norte del Duero?

No. Actualmente el lobo no es una especie cinegética en Castilla y León ni está incluido en su Ley de Caza, con lo cual su explotación cinegética o caza no es posible.

Pregunta del Periodista: ¿Es un palo para sus aspiraciones?

Desproteger al lobo y regresar a los años oscuros de su caza es un retroceso como sociedad. Es difícil explicar a los ciudadanos como en pleno siglo XXI no hay otra forma de gestionar el medio natural y una especie como el lobo que matándola a tiros. También es complicado explicar y entender cómo desde la política se decide perjudicar al interés general como es el lobo y la conservación de la naturaleza, para beneficiar los intereses de un sector privado como es el negocio de criar ganado.

Pregunta del Periodista: El siguiente paso al que se apunta es que se pueda hacer lo mismo al sur del río Duero. ¿Cómo lo ve?

Matar grandes carnívoros nativos como es el lobo no tiene justificación ni científica, ni técnica. Menos ética. Indiferentemente que la muerte tenga lugar al Norte, Sur, Este u Oeste del rio Duero.

Pregunta del Periodista: ¿Van a tomar alguna medida?

Desde ASCEL tomaremos todas las medidas necesarias que estén a nuestro alcance para conservar nuestro patrimonio natural y por ende para que no se maten lobos en Castilla y León. Algo que deberían hacer los representantes públicos de la Junta, pero parece evidente que ni lo hacen ni tiene pensado hacerlo en un futuro próximo. Todo lo contrario, parecen empeñados en destruirlo.

Pregunta del Periodista: ¿Cómo ve el futuro del lobo?

Espero que, como sociedad, valoremos la necesidad que tenemos de conservar ecosistemas completos y funcionales, donde la presencia del lobo, como especie clave, es imprescindible.

Pregunta del Periodista: Objetivo y deseo mirando al futuro.

Que cese la persecución institucional sobre el lobo para que pueda cumplir su papel en los ecosistemas. Que acabe la demagogia, los bulos, las mentiras y la desinformación sobre una especie que simplemente intenta sobrevivir en un medio humanizado donde cada vez hay menos sitio para lo salvaje. Que como sociedad valoremos su presencia entre nosotros y le permitamos hacerlo.

No conviene engañar a la gente: Las Verdades sobre el lobo

Tribuna publicada en el periódico «La Nueva España» (27/03/2025)

por Ignacio Martínez

Para trasladar apreciaciones sobre una especie que no es común, hay que manejar el conocimiento, que no ha de ser necesariamente popular. El lobo ibérico, que afortunadamente está presente en España y Portugal, estuvo muy mal antes de nuestra incorporación a Europa –en el atraso y salvajismo humano patrio–, está mejor desde hace más de tres años en el núcleo de su población, el noroeste español –gracias a una iniciativa (no política) de esta humilde asociación que no dispone de liberados–, y no puede volver a ser objeto de irracionalidad en pleno siglo XXI.

  1. No hay ni puede haber sobrepoblación de lobo. Como cúspide de nuestros ecosistemas, es necesariamente escaso, y se distribuye territorialmente copando el territorio socialmente. En una zona determinada, si hay un grupo, no puede haber ni dos ni tres ni múltiplo. Ocupan una extensión en función del hábitat y recursos tróficos. O sea, una región acoge a ciertos grupos para que puedan ejercer su papel.

  2. Como depredador apical, el lobo controla su propia población. En cada grupo se reproduce una sola pareja, si acaso, al año.

  3. No existe la sobreprotección. O se respeta su papel, o no. La hipocresía es afirmar quererlo, pero no tanto, ya que vamos a rebajar el cariño en unos cuantos ejemplares. Como si hubiese hijos pequeños de un dios menor jugando a los dados con la vida.

  4. Las bajas en los negocios ganaderos, cuando los animales están abandonados, son consecuencia del incumplimiento de la ley. Está sobradamente probado que el daño es nulo con una adecuada gestión profesional. Si no se cuidan las cabezas, el empresario ahorra costes pero debe asumir pérdidas. Las mismas pueden tener causas varias: enfermedades naturales, accidentes, perros, e incluso lobos. Una vez muerto un ejemplar, puede ser carroñeado por otras especies.

  5. Nunca hubo interés por aplicar una gestión de los daños cumpliendo la legislación, con buenas técnicas y formación evitando la picaresca para ingresar dinero público por los efectos de la mala gestión del ganado. Se consiente un fraude sistemático. ASCEL puede acreditar que Asturias y Cantabria han mentido en boletines oficiales anunciando daños falsos que ni siquiera coinciden con los datos de los expedientes oficiales aportados.

  6. Matar lobos nunca condujo realmente a reducir pérdidas. Durante muchos años en Asturias y otras comunidades se mataron ejemplares sin reducir ni significativamente ni de modo estable daños.

  7. En todo caso, el ganado es de los empresarios privados, y el lobo es un bien público que ejerce una papel ambiental insustituible, a diferencia del ganado. El interés público ha de primar sobre lo privado. El lobo no es de los gestores de un territorio, ni menos aún, de los rurales de ese territorio. Como las orcas, por ejemplo, de todos los españoles.

  8. ASCEL consiguió la protección del lobo en toda España, demostrando que se cumplían las condiciones determinadas precisas para ello, y superando un control de un comité científico independiente. Seguimos discutiendo el nivel de protección en los tribunales, porque reclamamos más, como es su inclusión en el catálogo.

  9. La protección de una especie, en España, no depende de su población, ni del denominado «estado de conservación» que, en todo caso, tampoco depende (menos mal) de las comunidades autónomas.

  10. La argumentación del partido popular (Boletín Oficial Senado 18/02/2025) reza «(…) los cadáveres de ganado generados en un año por ataques de fauna silvestre, suponen un impacto […] de 4 millones de kilos de carne, dado que fueron más de 14.000 las reses muertas entre terneros, vacas, potros y ovejas«. Otro perrito piloto, oiga. Esto es lo que hay. Con la misma frialdad del PP, en España, según datos oficiales, esto supone un 0’07% de las casi veinte millones de cabezas de vacuno, caballar y ovino. El problema es clamoroso, vamos, sobre todo porque son 1.214 millones de kg/l los alimentos desperdiciados en 2023, principalmente por los hogares.

  11. Preciso es recordar que estamos pagando con generoso dinero público al sector agropecuario por varias vías (i) estructural – PAC, (ii) coyuntural – daños, (iii) paliativo –medidas preventivas (iv) otras. Y todo ello para garantizar un abastecimiento respetando la protección de la biodiversidad ¿verdad?.

En Asturias, sobran malos ganaderos, ganado abandonado y políticos que se arrastran por escasos votos sobrevalorados, ignorando el marco normativo y la decencia argumental. Las Cortes, lamentablemente, parecen un chigre más allá del horario de cierre. Clama a la tierra.

 

 

 



La suciedad está en la mente de la fiscal

Sí un fiscal antidroga manifestase públicamente que la cocaína no es tan mala, o mencionase los buenos momentos que nos proporciona, realmente estaríamos escandalizados.

Así nos encontramos (y además indignados) tras las declaraciones de la fiscal de lo ambiental en Asturias, Esperanza González Avella, la cual, en contra de toda evidencia, y de afortunadas posiciones anteriores o superiores de la fiscalía, viene a ser considerada con los criminales que temporada a temporada incendian nuestros montes, porque son nuestros, los montes, más allá de ciertas cuestiones civiles menores.

Afirmar que hay suciedad en los montes asturianos (y que por ende, han de ser limpiados) sólo demuestra que se compra por quién ha de perseguir los delitos el ideario de los delincuentes.

Jamás se podrá aceptar que la vida silvestre sea sucia. La vegetación natural no sólo no puede tratarse bajo esa dicotomía propugnada por un sector social minoritario y turbio, sino que está amparada por normas por las cuales la fiscalía ha de velar. Disponemos de grandes superficies (afortunadamente) de vegetación arbustiva protegidas en nuestros montes, y nuestros bosques ojalá fuesen una ‘selva’. Por cierto, en Asturias no hay tales, y esa ignorancia no es excusable en doña Esperanza.

Es preocupante que se asuma la idea de que nuestro territorio tiene que estar ‘limpio’, y eso bajo la óptica de algunos perturbados, pero es inadmisible oír eso de quién tiene que proteger nuestra ‘suciedad’, la que quieren eliminar esos terroristas de lo ambiental que queman (y matan), a veces con amparo de políticos, lo que no es suyo ni lo será nunca: nuestra biodiversidad.

Qué a quién pagamos para conservar lo natural (y protegido por las leyes) se atreva a calificar esa vida silvestre, esa vegetación, como algo sucio, demuestra que tenemos un problema, que hay que solucionar.

Empezando por limpiar las mentes de la fiscalía.

Ignacio Martínez Fernández

Luis Mariano Barrientos, in memoriam

Autor:Alberto Fernández Gil

Tuve la fortuna de conocer a Luis Mariano Barrientos cuando ambos éramos veinteañeros, y de haber sido su amigo durante décadas. Le conocí en el que probablemente fue el primer congreso lobero que tuvo lugar en España, en 1987 en Salamanca, y sin duda aquel día fue uno de esos hitos que cambian el rumbo de la vida de uno sin ser consciente de ello, al menos hasta pasados muchos años. No diré que nos convertimos en inseparables desde aquel día (Luis Mariano fue siempre un tipo solitario, aunque aparentemente extrovertido), pero los siguientes años trabajé con él a menudo, cuando la Junta de Castilla y León aún le contrataba los censos de grupos de lobos en La Culebra, e incluso en toda la región. Y sobre todo salí al campo con él cientos de veces, cada día maravillado de los lugares que habitaban los lobos esteparios que él adoraba y, ante todo, y cada día, sintiendo asombrado el don único que ese hombre tenía para detectar a los lobos, para verlos, y para entender el paisaje como nadie he visto jamás que lo hiciera, mucho más cerca de la percepción de los lobos (y sé que al decir esto me meto en un pantano) que la del resto de los humanos.

De aquellos años aprendí casi todo lo que sé de los lobos de las estepas cerealistas, nos reíamos con él hasta el desmayo (y con Miguel Rico, nuestro grandísimo colega y naturalista gigante), y supe también de las obsesiones y de la dificultad de trabajar con una persona que anteponía los lobos casi a su propia vida (confío que Rosa y sus hijos me perdonen por semejante opinión).

Luis Mariano fue no sólo una leyenda para todos los que le conocimos y le quisimos a lo largo de los años, sino sobre toda una inspiración para trabajar por la conservación de los lobos ibéricos, una persona que siguió el legado dejado por Félix Rodríguez de la Fuente en unos años oscuros y tenebrosos donde la caza, los controles de población y el furtivismo eran la norma en nuestro país. Fue en esos años en los que de su mano se creó ASCEL (y de la de Juan Ángel de la Torre y Fernando Jubete) [Nota de ASCEL: fueron nueve los socios fundadores] que creció y peleó hasta conseguir la protección de los lobos hace apenas tres años, un legado que el propio Luis Mariano llegó a conocer, y espero que a disfrutar; un legado que le debemos en gran parte, y que permite ver un futuro algo más luminoso sobre la conservación de los lobos en España.

Por Alberto Fernández Gil (Enero de 2025)

Tuve la fortuna de conocer a Luis Mariano Barrientos cuando ambos éramos veinteañeros, y de haber sido su amigo durante décadas. Le conocí en el que probablemente fue el primer congreso lobero que tuvo lugar en España, en 1987 en Salamanca, y sin duda aquel día fue uno de esos hitos que cambian el rumbo de la vida de uno sin ser consciente de ello, al menos hasta pasados muchos años. No diré que nos convertimos en inseparables desde aquel día (Luis Mariano fue siempre un tipo solitario, aunque aparentemente extrovertido), pero los siguientes años trabajé con él a menudo, cuando la Junta de Castilla y León aún le contrataba los censos de grupos de lobos en La Culebra, e incluso en toda la región. Y sobre todo salí al campo con él cientos de veces, cada día maravillado de los lugares que habitaban los lobos esteparios que él adoraba y, ante todo, y cada día, sintiendo asombrado el don único que ese hombre tenía para detectar a los lobos, para verlos, y para entender el paisaje como nadie he visto jamás que lo hiciera, mucho más cerca de la percepción de los lobos (y sé que al decir esto me meto en un pantano) que la del resto de los humanos. De aquellos años aprendí casi todo lo que sé de los lobos de las estepas cerealistas, nos reíamos con él hasta el desmayo (y con Miguel Rico, nuestro grandísimo colega y naturalista gigante), y supe también de las obsesiones y de la dificultad de trabajar con una persona que anteponía los lobos casi a su propia vida (confío que Rosa y sus hijos me perdonen por semejante opinión).

Luis Mariano fue no sólo una leyenda para todos los que le conocimos y le quisimos a lo largo de los años, sino sobre toda una inspiración para trabajar por la conservación de los lobos ibéricos, una persona que siguió el legado dejado por Félix Rodríguez de la Fuente en unos años oscuros y tenebrosos donde la caza, los controles de población y el furtivismo eran la norma en nuestro país. Fue en esos años en los que de su mano se creó ASCEL (y de la de Juan Ángel de la Torre y Fernando Jubete) que creció y peleó hasta conseguir la protección de los lobos hace apenas tres años, un legado que el propio Luis Mariano llegó a conocer, y espero que a disfrutar; un legado que le debemos en gran parte, y que permite ver un futuro algo más luminoso sobre la conservación de los lobos en España.

Luis Mariano Barrientos

 

La prohibición de la caza del lobo resucita al Lobishome

 

Autor: Julio Mármol Andrés. Graduado en Periodismo (Universidad de Sevilla), Humanidades (Pablo de Olavide) y en Periodismo científico (Universidad Carlos III).

En la tradición gallega abundan las historias del hombre que, bajo el influjo de la luna llena, toma forma lobuna y huye a los montes en busca de carne humana. También se repiten estos relatos en las zonas más septentrionales de Castilla y León, especialmente en la Sierra de la Culebra. Se han documentado leyendas de este pelaje en Sanabria, en Avedillo y en Quintanilla del Monte. El nombre del monstruo era Lobishome.

Aunque el folclore de brujas y criaturas fantásticas sea, en sí mismo, una especie en extinción, una parte fundamental de nuestra ilustrada modernidad se halla instalada sobre las mismas bases que, una vez tiempo atrás, fueron adiestradas para temer a lo desconocido; a no frecuentar ciertos lugares una vez pasada cierta hora. Sólo era necesario llamar a las puertas de este pasado para traerlo de vuelta.

Con motivo de la inclusión del lobo en el Listado de Especies en Régimen de Protección Especial (LESRPE) (RD 139/2011) en toda España en septiembre de 2021, lo cual significaba la prohibición de su muerte intencionada en España (en forma de caza y de otros controles letales), decidí examinar el tratamiento mediático que diversas publicaciones destinaban a este acontecimiento y, en particular, a su protagonista. Para poder establecer un patrón a partir del cual pudiesen extraerse conclusiones generales, clasifiqué los medios de la siguiente forma: medios de difusión nacional y medios regionales. Entre los primeros, hice una segunda división: medios nacionales de corte “progresista” (El País y elDiario.es) y medios de corte “conservador” (ABC y El Mundo). La partición del otro grupo era algo más compleja: venía condicionada por la densidad poblacional de lobos que el último censo oficial le asignaba a la región que cada medio representaba. Así, las publicaciones se distribuyeron en tres clases: medios regionales procedentes de regiones con nula presencia conocida de lobos (Diario de Sevilla y Última Hora, de Mallorca); de regiones con baja o incierta presencia de lobos (La Rioja y La Lanza, de Ciudad Real); y de regiones con alta presencia de lobos (La Voz de Galicia y La Opinión de Zamora). De cada cabecera, extraje todos los textos que aludían al lobo a lo largo de 2021: ataques al ganado, avistamientos, columnas de opinión sobre la prohibición de su caza, etc. Para ese análisis se tuvo en cuenta la participación e intervención de los actores reseñados en las publicaciones, distribuida en las siguientes clases: ganaderos, políticos, cazadores, tribuna del autor, y la agrupación de académicos y ecologistas. En total, sumaban 435 piezas. Únicamente, quedaba analizarlas.

El principal resultado que obtuve fue la reducida presencia de los académicos como actores informativos únicos, es decir, la existencia de textos en que la voz de un académico o ecologista era la única en escucharse. Estos textos suponían en torno a un 11% de la muestra. Por el contrario, los ganaderos representaban el principal grupo informativo en solitario, con 108 piezas. En el resto de los casos, el académico o ecologista tendía a aparecer en un texto como contendiente oral frente a un ganadero o político, reacio al aumento en la protección del lobo. En ocasiones, a esta contraposición de argumentos se le otorgaba un sentido de la equidistancia por parte del periodista, como en el reportaje Cuando el animalista conoció a la víctima de los lobos: «Llegué a tener 600 ovejas y ahora tengo 300, el lobo es un asesino» (Simón, 2021), publicado por El Mundo.

En el seno de los académicos y ecologistas era unánime la decisión a favor de la protección del lobo en el LESRPE, salvo un veterinario de la Universidad de León (Vicente González Eguren), y una bióloga de una Fundación privada (Odile Rodríguez de la Fuente). Aun así, sobre la muestra flotaba una atmósfera contradictoria sobre la falta de consenso incluso existente en la parte de la comunidad académica consultada al respecto del incremento en la protección del lobo.

La colonización de un tema de índole científico y legal por parte de agentes externos a este mundo (políticos y ganaderos, los más populares en la muestra) genera algunos enfoques cuestionables. Por ejemplo, en La Voz de Galicia, la segunda premisa más utilizada para rechazar la prohibición de la caza del lobo es que el lobo podría llegar a ser una amenaza directa para el ser humano. De las 20 veces que este argumento está presente en la muestra, en 16 ocasiones lo hace en las páginas de esta cabecera gallega, incluso a pesar de que La Voz de Galicia publicó un texto, titulado Desmontando diez tópicos del lobo (Gutín, 2021), en que negaba que el lobo pudiese suponer algún peligro para el hombre. El mito del Lobishome atraviesa esta y otras cabeceras, infundiendo terror a los lectores con historias de corredores que temen ejercitarse en la montaña o dando cuenta de ataques al ganado cada vez más cerca de las casas. “Algún día, perderán el miedo y atacarán a ancianos o a niños”, se repite varias veces en la muestra. Un ganadero de toros de lidia, en un texto de ABC, va aún más lejos: «Cuando sientan que los humanos no son una amenaza y pierdan el miedo, en tres o cuatro años, el lobo acabará matando al hombre. Ahí tal vez se den cuenta de la insensatez cometida».

Pese a que la componente de proximidad pudiese constituir un punto de inflexión, y fuese previsible que las cabeceras procedentes de regiones sin lobos o con pocos animales fuesen más favorables al depredador que otras, como La Opinión de Zamora, el trabajo demuestra que, en realidad, el factor definitivo es la tendencia ideológica del medio. Así, son estos últimos (El País y elDiario.es) los únicos en que la aproximación mayoritaria a la prohibición de la caza del lobo no es los ataques al ganado, sino la naturaleza legal de este incremento en su protección, mientras que ambos constituyen el único tipo de medio en que el actor principal no es el ganadero o el político, sino el científico y/o el ecologista. En ninguna otra cabecera de la muestra, salvo en estas, pueden encontrarse todos los enfoques favorables identificados e, incluso entre los enfoques contrarios a la prohibición de la caza, se atisba un matiz simpático al lobo, ya que El País apuesta, como segundo presupuesto, a “La catalogación del lobo como especie cinegética es necesaria para su supervivencia”, un argumento que se disipa en la muestra parcial de La Voz de Galicia, con sólo 5 citas. Esto podría interpretarse como una preocupación, de los medios favorables a la existencia del lobo, ante su desaparición por una supuesta sobreprotección; mientras que los medios contrarios a ella no apelan a mantener su caza para conservarlo, sino para mantenerlo a raya o disminuir sus poblaciones.

Estos resultados podrían señalar uno de los problemas primordiales en el debate sobre la protección del lobo, y es la polarización artificial aventada por algunos sectores (no sólo el ganadero, sino también el que representan las fuerzas políticas conservadoras), que hallan su altavoz en los medios, logrando introducir como ideas motrices del argumentario a favor de la caza del lobo teorías desestimadas por la mayor parte de la comunidad científica. En cambio, los científicos y ecologistas son distribuidos en los gallineros mediáticos, ya que quienes ocupan las primeras filas son los políticos y ganaderos. Esto conlleva el que el constructor del ideario en contra del lobo acabe siendo una organización ganadera o un partido político, pese a que, en el fondo, se trata de una cuestión legal y científica en la que existe una postura unánime o, al menos, mayoritaria a favor de la prohibición de la caza del lobo, por considerarla infructuosa o, incluso, contraproducente.

Interacciones entre grandes carnívoros: las tasas de predación de los lobos son menores en zonas con osos

Por Andrés Ordiz
Departamento de Ecología y Recursos Naturales
Norwegian University of Life Sciences, Noruega

Las interacciones entre especies son esenciales en ecología, pero aún sabemos poco sobre los efectos que estas interacciones tienen sobre la predación, es decir, sobre el mecanismo mediante el cual los grandes carnívoros desarrollan su papel en la naturaleza.

En un trabajo recién publicado [1], utilizamos datos recogidos durante 15 años en Escandinavia y en Yellowstone (EEUU) para analizar si la presencia de osos pardos cambia las tasas de predación de los lobos.

A pesar de que los osos utilizaron frecuentemente las presas matadas por los lobos, éstos no cazaron más a menudo para contrarrestar la pérdida de comida. De hecho, y en contra de lo inicialmente previsto, nuestros resultados sugieren que tanto en Escandinavia como en Yellowstone las tasas de predación de los lobos fueron menores en presencia de osos.

Una posible explicación es que los lobos intenten utilizar sus presas a pesar de la presencia de osos, esperando a que éstos se vayan, lo cual retrasaría su siguiente intento de predación. Los osos son también eficientes depredadores de crías de ungulados, tanto en Escandinavia como en Yellowstone. Por tanto, otra explicación, alternativa o complementaria a la anterior, es que a los lobos les puede costar más encontrar su siguiente presa en zonas con osos, especialmente en primavera, cuando ambas especies cazan crías de alces o ciervos recién nacidas. En un trabajo anterior [2], documentamos que los osos fueron uno de los factores implicados en el proceso de recolonización de los lobos en Escandinavia; los lobos ocuparon primero zonas sin osos, y sólo cuando la población de lobos fue aumentando acabó por expandirse en la zona con osos, tal vez por la alta frecuencia con la que éstos se alimentan de presas matadas por los lobos.

PhyloPic.05f87521.Steven-Traver.Tremarctinae_Tremarctinae-Ursinae_Tremarctos_Tremarctos-ornatus_Ursidae

Estos artículos recientes ilustran la complejidad de los sistemas naturales y nos recuerdan que nuestros conocimientos son todavía limitados. Una posible conclusión de nuestro trabajo es que el impacto total de la predación de lobos y osos sea menor que la suma de sus impactos por separado [1]. Por tanto, las interacciones entre lobos y osos podrían mitigar, y no al contrario, la influencia de estos predadores sobre las poblaciones de sus presas. Ignorar las interacciones entre grandes carnívoros puede, por una parte, infravalorar los posibles efectos para los propios lobos y osos, en este caso, y además puede llevar a sobreestimar el impacto total de múltiples predadores sobre las poblaciones de presas. Este tipo de consideraciones deberían tenerse en cuenta para gestionar de manera prudente las poblaciones de grandes carnívoros, que son de por sí escasas y que están sometidas a métodos de regulación natural que apenas empezamos a intuir.

[1] Tallian A, Ordiz A, Metz CM, Milleret C, Wikenros C, Smith DW, Stahler DR, Kindberg J, MacNulty DR, Wabakken P, Swenson JE, Sand H. 2017. Competition between apex predators? Brown bears decrease wolf kill rate on two continents. Proc. R. Soc. B 284: 20162368. Descargable aquí: http://dx.doi.org/10.1098/rspb.2016.2368

[2] Ordiz A, Milleret C, Kindberg J, Månsson J, Wabakken P, Swenson JE, Sand H. 2015. Wolves, people, and brown bears influence the expansion of the recolonizing wolf population in Scandinavia. Ecosphere 6, 284. Descargable aquí: http://dx.doi.org/10.1890/ES15-00243.1