El lobo en la Península Ibérica

Fecha de la última modificación: 19/12/2020

Nociones básicas sobre taxonomía y peculiaridades

La población de lobo de la Península Ibérica fue descrita por Ángel Cabrera en 1907 como Canis lupus signatus por sus características fenotípicas y morfológicas particulares. Sin embargo, no todos los taxónomos reconocen la subespecie, e incluyen a los lobos de la población ibérica en la subespecie nominal lupus. En el apartado específico de taxonomía sobre el lobo ibérico se profundiza sobre dicha cuestión.

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Al margen de merecer o no el estatus taxonómico de subespecie, la población ibérica de lobos presentaría algunas peculiaridades ecológicas, morfológicas, genéticas, e incluso etológicas, derivadas de su historia de interacción antagónica con el hombre.

Distribución histórica

Hasta el s. XIX, la especie se encontraba distribuida por la práctica totalidad de la Península Ibérica. A mediados del s. XIX se estimaba la presencia de 7.000-9.000 ejemplares distribuidos en aproximadamente por 440.000 km2 del territorio español (1).

Fue en el s. XX cuando comenzó la regresión, que alcanzó su máxima expresión entre la década de los 50 y 70, cuando la población ocupó apenas 82.000 km2 (67% en España, 23% en Portugal), concentrándose en el noroeste de la Península Ibérica, con unos enclaves residuales en el centro y sur de España (en la extremeña sierra de San Pedro y en Sierra Morena) (2), de donde acabaron desapareciendo virtualmente en tiempos recientes.

Figura 1. Evolución de la distribución del lobo en España (3)

A finales del s. XX se produce una lenta recuperación parcial de la población y del área ocupada, causada fundamentalmente por el aumento de las presas potenciales del lobo (especialmente, ungulados salvajes, y en particular, en España), y por la disminución de la persecución sistemática (veneno, trampeo, caza, cobro de primas, etc.) por parte de los humanos. La aprobación de la Ley de Caza de España (1970) que prohibió el uso del veneno bajo cualquier circunstancia (aunque aún hoy día su uso no esté erradicado), contribuyó a esa recuperación. En el caso de Portugal, la clasificación legal del lobo es inequívocamente clara: la especie está estrictamente protegida y clasificada como taxón “En Peligro de Extinción” desde el año 1988.

Ese panorama general de recuperación parcial de la población ibérica de lobos parece haber finalizado, observándose un estancamiento desde principios del s. XXI, con algunas variaciones locales, tanto en España como en Portugal (4).

Distribución actual y estimas poblacionales

Entre 1986 y 1988, por encargo del entonces Instituto para la Conservación de la Naturaleza (ICONA), se llevó a cabo el “primer estudio nacional” para evaluar la distribución, la situación y la problemática del lobo en España (5).

Según ese estudio, el área de distribución de la especie se extendía por 100.000 km2, fundamentalmente en el cuadrante noroccidental del país (la mayor parte de Galicia, la porción meridional de Asturias y Cantabria, la mitad septentrional de Castilla y León y algunas zonas de La Rioja y del País Vasco). Además, en la mitad sur de España se localizaron dos núcleos residuales y aislados, uno en Extremadura y otro en Sierra Morena. La población española de lobos se estimó en 300 grupos familiares, hablándose entonces de unos 1.500 ejemplares antes de los partos, y de unos 2.000 a mediados del otoño (5). El 90% de la población se concentraba en las regiones de Castilla y León y Galicia, y España albergaba en torno al 80% de la población ibérica de lobos. La población septentrional mostraba una tendencia positiva, mientras que la tendencia de los dos núcleos de la mitad sur era regresiva y fueron considerados en peligro de extinción.

Entre 2012 y 2014 se realizó el “segundo estudio nacional” de lobos en España (6), en el que se estimó la presencia de 297 grupos de lobos distribuidos por 91.620 km2 (6, 7)

Aunque los métodos del “primer(5) y “segundo estudio nacional(6) difieren, los resultados si son comparables. De hecho, ambos trabajos fueron promovidos y coordinados por la administración central, fueron llevados a cabo en todo el territorio español y en un lapso breve de tiempo (2-3 años). Una comparación más ajustada sugiere que se invirtió más esfuerzo y más recursos (personales, económicos y logísticos) en el “segundo estudio nacional”, que fue efectuado 26 años después del “primero”. También en el “segundo estudio nacional” se aprovechó el conocimiento previo acumulado en el “primer estudio nacional”, pero no se hallaron cambios significativos, ni en cuanto al número de grupos reproductores (de 294 grupos en 1986-1988 se pasa a 297 grupos), ni en cuanto al área de distribución (de 100.000 km2 se pasa a menos de 92.000 km2).

Durante ese período 1990 y 2014 entre el “primero” y “segundo estudio nacional“, se han llevado a cabo numerosos trabajos regionales de estima de grupos de lobos. Sin embargo, los métodos y los criterios empleados presentan mucha variabilidad, tanto con respecto a los “estudios nacionales” como entre ellos, incluso de una estima a otra en las mismas comunidades autónomas, por lo que la comparación de resultados es sumamente problemática. De hecho, en el período comprendido entre ambos “estudios nacionales”, todas las revisiones y puestas al día globales para España que figuran en “Atlas de Vertebrados”, “Libros Rojos” y similares (8, 9) no se refieren a estudio de censo o inventario alguno, sino a estimas regionales y/o particulares basadas en “criterios de experto”, tanto de áreas de distribución como del tamaño de población.

Por todo ello,  la comparación más estricta en España es la proveniente de evaluar los resultados obtenidos entre los dos “estudios nacionales (5, 6).

Figura 2. Comparación de los dos “estudios nacionales” efectuados con lobos en España

En cambio, en Portugal se han llevado a cabo dos “estudios nacionales”, el primero en 1994-1996, que estimó la presencia de 55-60 grupos de lobos (10), y el segundo en 2002-2003, que estimó la población de lobos entre 51 y 63 grupos, distribuidos por 20.400 km2 (11). Esto sugiere que no hay evidencias significativas de recuperación del lobo en dicho país en las últimas décadas (12), lo cual sería debido a que la protección de los lobos no es efectiva en dicho país debido a la mortalidad no natural que sufren los individuos (caza ilegal, envenenamiento, etc.) y a la escasa presencia de ungulados salvajes (presencia que está aumentado significativamente en tiempos recientes). No obstante, y al contrario que en España, todas las evaluaciones sobre el estado de conservación del lobo en Portugal están estrictamente referidas a los trabajos con vocación de “estudio nacional(12).

Las estimas realizadas por las comunidad autónomas sobre el número de grupos ya no resultan  fidedignas. Ésto se debe a prejuicios sobre la atribución de grupos a territorios “loberos” en función de determinadas asunciones que no permiten tales asignaciones. El más recurrente es que se mantiene un status quo que establece la presencia sine die de territorios loberos, a pesar de la inexistencia de datos empíricos contrastables que permitan asumir si tales grupos los son o no, y mucho menos, sin certificar su reproducción, característica esencial para determinar la mayoría de los grupos de lobos.

El método de muestreo cambiante sería otro factor que resta certidumbre a las estimas poblacionales. Así, la aplicación de criterios, procedimientos y esfuerzos de muestreo diferentes y de grados de certeza variables a la hora de confirmar, por ejemplo, la existencia de grupo (13, 14). Este es el caso en Castilla y León, donde se estimó la presencia de 158 grupos (125 detectados más 33 “posibles”) en 1990, y de 149 grupos (“107 seguros, 42 probables”) en 2001 (13). Mientras en 1990 se consideraba la existencia de grupos detectados y “posibles”, en 2001 se utilizaron los términos “seguro” y “probable”.

En resumen, los trabajos regionales que ofrecen estimas del tamaño de la población española de lobos, estrictamente, son incomparables, al no indicarse cuestiones elementales en seguimientos estandarizados como los indicadores de esfuerzo.

Estimas de tamaño de grupo de lobos en España

Los lobos son carnívoros sociales que viven en grupos familiares jerarquizados compuestos por una pareja reproductora y sus crías, de varios años y/o camadas precedentes. Resulta difícil conocer el tamaño real de la población (número de individuos) ya que este número puede variar, incluso dentro de un mismo año, y de forma notable, por ejemplo, antes y después de los partos. Además, un 10-15% de la población no está estrictamente asociada a grupos territoriales, aunque la cohesión de los propios grupos puede ser más o menos laxa (14).

Los grupos de lobos en España habitualmente ocupan territorios que oscilan entre los 100 y los 500 km2. El tamaño medio de grupo en verano (reproducción) se ha estimado empíricamente en 4,0 (± 1,9) cachorros y 3,1 (± 1,3) adultos (15). En invierno, el tamaño medio de grupos de lobos es de 4,2 (± 1,7) ejemplares. Esta cifra que determina científicamente el tamaño de grupo para los lobos ibéricos es el indicador estándar que se debería utilizar para inferir comparaciones internacionales de estima poblacional con lobos, puesto que los “conteos de lobos” en la esfera internacional se efectúan en período invernal, porque así se sustrae la tasa de mortalidad anual de los individuos juveniles, que es elevada durante su primer año de vida (hasta un 33%), y porque en invierno la cohesión de los grupos familiares es mayor.

Ese tamaño promedio de grupo de lobos ibéricos en invierno experimenta una variación, desde los 4,9 ejemplares (rango de 4,2 – 5,6 lobos) a los 3,8 ejemplares (rango de 2,9 – 4,9 individuos) a finales del invierno, lo cual es atribuido a la mortalidad directa provocada por el ser humano durante ese periodo (15, 16).

Las estimas del número de individuos aportadas para el “primer estudio nacional” se basaron en asignar un número de individuos por grupo (5-7 ejemplares por grupo) (5). Actualmente, algunos aplican otras métricas (de 8-10 ejemplares por grupo, o más) a un virtualmente idéntico número de grupos en el “segundo estudio nacional”. Tampoco tienen en consideración que la tasa habitual descrita para evaluar el fracaso reproductor en grupos de lobos se cifra en torno al 20% (14). 

Conviene reseñar que el tamaño promedio de grupo de lobos empleado en España es un 30-40% superior al considerado en el ámbito internacional (incluido Portugal) por la ausencia de procedimientos descritos concretos, empíricos y repetibles, condición esencial del método científico (14, 15, 17). Estas cifras resultan importantes para la comprensión de cómo se establecen “cupos de lobos” en los planes de gestión de la especie en España. Esos planes se han erigido en instrumentos regionales de amparo legal del control poblacional indiscriminado de lobos en nuestro país.

Conservación a largo plazo:  importancia de la fracción reproductora de una población

La estima más importante en biología de la conservación se basa en el concepto de “población efectiva”, que hace referencia al número de adultos que participan en la reproducción, lo cual está, además, en consonancia con algunas recomendaciones del panel de expertos de la “Large Carnivore Iniciative for Europe” (LCIE) (ver apartado sobre el estatus legal del lobo). Ese número, que es una aproximación al tamaño de población efectiva, determina el potencial evolutivo de una especie y la capacidad de adaptación que le permita sobreponerse a cambios ambientales (18). Según esta aproximación, la población ibérica de lobos, incluyendo Portugal, estaría compuesta por aproximadamente 700 adultos reproductores, dato inferido a partir del número de grupos estimados. No obstante, el tamaño de la población efectiva ibérica de lobos es un número mucho menor, en torno a 50, y esa diferencia de magnitudes con respecto los “censos” asumidos, sugiere que los efectos de reducción poblacional fueron mucho más drásticos de lo que inicialmente se pensó (lo cual deja en entredicho esas estimas de tamaño mínimo histórico en el s. XX de varios centenares de lobos) o que hay una sobreestimación de la población actual de lobos en la Península Ibérica (a tenor de la fracción demográfica inferida de varios miles de lobos). 

Discutir si esta población es “viable”, tanto demográfica como genéticamente, o si es incluso “funcional” (en cuanto a sus efectos y relaciones en el ecosistema), es un asunto mucho más complejo y relevante que la estima del tamaño de la misma en un momento dado.  

Sobre la incidencia del lobo en bienes privados del sector primario

Todos los diagnósticos acerca del grado de incidencia socioeconómica del lobo a la ganadería están basados en la atribución exclusiva de bajas a los lobos, lo cual es incierto, puesto que no hay peritajes genéticos que permitan corroborar dicha asunción con verosimilitud y apenas existen ataques imputados a perros incontrolados en áreas con presencia estable o esporádica de lobos, además de la repercusión incierta del carroñeo. Una vez hechas estas apreciaciones, todos los indicadores socioeconómicos permiten afirmar que la incidencia de lobo no implica repercusión significativa en el descenso de la cabaña ganadera (si se da en algún territorio), ni ruina sectorial.

En zonas con presencia estable y continua de lobos, como Castilla y León, la incidencia del lobo fue sobre 2.963 cabezas en ataques documentados oficialmente, pero esta afección no supera el 0’06% del total de la cabaña ganadera, estimada en 4.589.140 reses en dicha región. En Castilla y León, la incidencia económica directa del lobo abonada fue de 809.158 € en 2017 (Fuente: BOCCyL 24/05/2018). En otra región importante en cuanto a presencia de lobos, como el Principado de Asturias, los datos oficiales indican una afección anual del 0,86% sobre el conjunto de la cabaña ganadera y en torno al 1,1% sobre el conjunto de la ganadería en extensivo. En esa comunidad, la media anual de la incidencia económica asignada como ataques de lobo y abonada en el período 2000-2013, supone 703.676 €.

En otras zonas con escasa presencia reproductora de lobos, situadas en el límite de su área de distribución desde hace décadas, donde los lobos son sistemáticamente perseguidos y exterminados por los humanos, como la provincia de Álava (País Vasco), la incidencia del lobo sobre el promedio del conjunto de la cabaña ganadera alavesa en el período 1999-2008 fue del 0,23% (Datos de la cabaña ganadera: Instituto Vasco de Estadística-EUSTAT). El número medio de explotaciones ganaderas afectadas por el lobo en el período 2000-2007 para toda Álava fue de 38,5 (± 10,7), lo cual representaba una afección al 2,1% de las explotaciones ganaderas existentes. El promedio de ataques por ganadero y año fue de 2,2 (± 0,5) y el número medio anual de reses afectadas (muertas, heridas y desaparecidas) por ganadero fue de 6,3 (± 1,3). Si se efectúan estos análisis únicamente en las zonas con presencia de lobo de dicha provincia (1/4 de la superficie provincial), el número de explotaciones ganaderas afectadas fue del 2,7% y sobre el conjunto del censo ganadero fue del 0,44%.

En todo caso, la repercusión o incidencia en el sector primario no es la propagada. El promedio de la afección económica oficialmente achacada al lobo por el sector primario en Castilla y León, para el año 2017, supuso un 0’027% de su renta agraria de producción animal. En Asturias, por ejemplo para el año 2013, los daños oficialmente pagados supusieron 1.0035.498 €, es decir, el 0’31% de la Renta Agraria de Producción Animal de ese año [329,06 millones de euros], o el 0,80% de la misma renta de bovino exclusivamente [129,02 millones de euros]. En Álava supuso el 0,035% anual durante el período 2000-2007, teniendo en cuenta la renta agraria según el EUSTAT.

Citas bibliográficas:

(1) Rico, M. & Torrente J.P. (2000). Caza y rarificación del lobo en España, investigación histórica y conclusiones biológicas. Galemys, 12 (NE): 167-179.

(2) Chapron, G., Kaczensky, P. et al. (2014) Recovery of large carnivores in Europe’s modern human-dominated landscapes. Science, 346: 1517-1519.

(3) Vilà, C. (1993). Aspectos morfológicos y ecológicos del lobo ibérico (Canis lupus Linnaeus, 1758). Tesis doctoral. Universidad de Barcelona. 299 pp.

(4) Quevedo, M., Echegaray, J., Fernández-Gil, A., Leonard, J.A., Naves, J., Ordiz, A., Revilla, E. & Vilà, C. (2019). Lethal management may hinder population recovery in Iberian wolvesBiodiversity & Conservation, 28 (2): 415-432.

(5) Blanco, J.C., Reig, S. & De la Cuesta, L. (1990). El lobo en España. Situación, problemática y apuntes sobre su ecología. ICONA. Madrid. 118 pp.

(6) MAGRAMA (2016). Censo 2012-2014 de lobo ibérico (Canis lupus, Linnaeus, 1758) en España. Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Madrid. 

(7) Grupo de Trabajo del Lobo del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (2016)

(8) Blanco J.C., Sáenz de Buruaga M. & Llaneza L.A. (2002). Lobo Canis lupus Linnaeus, 1758. Pp: 234-237. En: Palomo L.J. & Gisbert J. (Eds.). Atlas de los Mamíferos terrestres de España. SECEM, SECEMU y MMA, Madrid.

(9) Blanco, J.C., Sáenz de Buruaga, M. & Llaneza, L.A. (2007). Lobo Canis lupus. Pp: 272-276. En: Palomo, L.J. (ed.). Atlas y Libro Rojo de los Mamíferos de España. SECEM, SECEMU y MMA. Madrid.

(10) ICN (1997). Conservação do lobo em Portugal. Projeto realizado ao abrigo do programa Life. Relatório final. Lisboa, 231 pp.

(11) Pimenta, V., Barroso, I., Álvares, F., Correia, J., Ferrão da Costa, G., Moreira, L., Nascimento, J., Petrucci-Fonseca, F., Roque, S. & Santos, E. (2005). Situação populacional do lobo em Portugal, resultados do Censo Nacional 2002/2003. Relatório Técnico. Instituto da Conservação da Natureza/Grupo Lobo.

(12) Torres, R. & Fonseca, C. (2016). Perspectives on the Iberian wolf in Portugal: population trends and conservation threats. Biodiversity and Conservation. 25, 411-423.

(13) Llaneza, L.A. & Blanco, J.C. (Coord.) (2001). Diagnóstico de las poblaciones de lobo en Castilla y León (2000-2001). Informe inédito. Junta de Castilla y León. 285 pp.

(14) Fernández-Gil, A., Alvares, F., Vilà, C. & Ordiz, A. (Eds.) (2010). Los lobos de la Península Ibérica. Propuestas para el diagnóstico de sus poblaciones. ASCEL, Palencia. 208 pp.

(15) Fernández-Gil, A., Quevedo, M., Barrientos, L.M., Nuño, A., Naves, J, de Gabriel, M., Ordiz, A. & Revilla, A. (2020). Pack size in humanized landscapes: the Iberian wolf population. Wildlife Biology, 2020 (2). https://doi.org/10.2981/wlb.00594

(16) Fernández-Gil, A. (2013). Comportamiento y conservación de grandes carnívoros en ambientes humanizados. Osos y lobos en la Cordillera Cantábrica. Tesis doctoral. Universidad de Oviedo. 277 pp.

(17) Echegaray, J. & Vilà, C. (2008). ¿Hay tantos lobos en España?. Quercus, 272: 80-81.

(18) Echegaray, J., Leonard, J. & Vilà, C. (2008). ¿Está asegurada a largo plazo la conservación del lobo ibérico?. Quercus, 263: 14-22.

8 comentarios

  1. Buenas tardes,

    He empezado a documentarme sobre el lobo ibérico y deseo hacer una consulta sobre una duda que me asaltó leyendo un artículo sobre los hábitos del lobo en general. Aquellos lobos descendientes de lobos alfa y beta de la manada que al cumplir los 2 años de edad deciden dispersarse ¿de qué manera ingresan en otra manada sin que supongan una amenaza?

    Gracias anticipadas,

    1. Hola,

      Tanto en líneas generales como en lobos en particular los dispersantes toman muchos riesgos, tanto por las dificultades inherentes de la vida solitaria para un animal tan social, como por la alta probabilidad de ser – como mínimo – rechazados por otros grupos. Sólo serán aceptados en principio en otro grupo familiar si este “los necesita”, hecho más probable en poblaciones explotadas, en las que los grupos pierden a menudo a los líderes.

      De hecho, la propia estructura social y la territorialidad de los lobos limita el tamaño de la población; adentrarse en el territorio de otro grupo familiar es una causa importante de mortalidad.

  2. Buenas tardes,

    Soy estudiante de Psicología, y tratando el condicionamiento clásico, me ha venido a la mente este tema tan sensible como es el lobo ibérico. Me gustaría saber, si es posible, qué mecanismos se llevan a cabo para evitar posibles ataques de lobos al ganado, y qué capital anual se invierte tanto en el mantenimiento de la especie como en evitar que esta ataque al ganado.

    Espero su respuesta

    Saludos.

    1. Hola Alejandro

      Nosotros somos una ONG de conservación y reivindicativa (https://loboiberico.com/apoya-catalogacion-lobo-espana/) y sin liberados (https://loboiberico.com/ascel/).

      La pregunta que nos trasladas la tienes que cursar ante las administraciones y las autoridades que ostentan las competencias en gestión y conservación del lobo en España, en particular las Comunidades Autónomas (https://loboiberico.com/el-lobo/estatus-legal/) (https://loboiberico.com/el-lobo/el-lobo-en-la-peninsula-iberica/)

      Recibe un saludo

  3. ¡Hola! Enhorabuena por la web y muchas gracias por vuestro trabajo ayudando en la conservación del lobo ibérico.
    Me gustaría hacer una ruta de observación del lobo en libertad pero quiero hacerlo bien, ¿podéis recomendarme un parque nacional (en España o Portugal) en el que pueda verlo sin interferir en su actividad (llevo prismáticos)? ¿Cuál es la mejor época del año para verlo (desde el punto de vista del lobo)? Entiendo que durante la época de reproducción es contraproducente tratar de avistarlo.
    Muchas gracias 🙂

    1. En Cabarceno, del 15 de julio sobre las 13 horas hasta el 16 de agosto a última hora, ambos inclusive.

  4. Me interesa la visión histórica, lo cual limita mi estudio no al “lobo en sí”, sino al comportamiento humano con respecto al lobo. ¿Qué especialistas tratan este tema, sabiendo que mi interés es el pasado y no el actual?
    Gracia

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