Asociación para la Conservación y Estudio del Lobo Ibérico

Gestión de los grandes carnívoros: ¿Ciencia o prejuicio?

La gestión del lobo Canis lupus en España es un tema de intenso debate mediático, especialmente tras su inclusión en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (LESRPE) hace ya tres años. Su situación sigue siendo controvertida, con diversos procesos judiciales en curso en la Audiencia Nacional y una creciente presión de algunos grupos políticos para reducir su nivel de protección, tanto a nivel nacional como europeo. Un estudio publicado en una revista científica internacional comandado por investigadores de la Universidad de León ha puesto de manifiesto la falta de coherencia en la gestión de grandes carnívoros, exponiendo la brecha existente entre la ciencia y la política.

Protección del lobo en España: un debate en los tribunales

El lobo es una especie clave en los ecosistemas, desempeñando un papel fundamental en la regulación de las poblaciones de presas y en la estructura de las comunidades ecológicas​. No obstante, el retorno de la especie a áreas rurales donde ha estado ausente durante décadas, lo que ha llevado a algunas comunidades a exigir que la especie pueda ser matada por caza recreativa o por la supuesta incidencia de la especie sobre la cabaña ganadera​.

Desde la inclusión del lobo en el LESRPE en 2021 gracias a la acción administrativa y judicial de ASCEL, la muerte de ejemplares esta especie en forma de caza y de otras modalidades de control letal ha sido prohibida en todo el territorio nacional. Sin embargo, cuatro comunidades autónomas, donde anteriormente el lobo se podía matar, han presentado respectivas demandas judiciales para revertir esta decisión en la Audiencia Nacional.

El marco legislativo sobre la biodiversidad está para cumplirse con todas las especies, incluida el lobo.

El debate sobre la protección del lobo no se basa en consideraciones legales y científicas, sino en tensiones socioeconómicas, particularmente mediáticas inducidas por la pluma de algunos periodistas que mediante una estrategia de manipulación hacen percibir al lobo como amenaza sistémica para la ganadería e incluso para las personas​, pero sobre todo y a nivel político, cuando algunos grupos políticos quieren revertir el status quo en virtud de una malintencionada asunción de que no fueron argumentos científicos, ecológicos, culturales y legales los que condujeron a la protección del lobo en el LESRPE, sino motivos “ideológicos” de la otra bancada política.

La petición y justificación de la protección nacional del lobo tiene su gestación en una petición legal justificada con el menor conocimiento técnico-científico, promovida por la sociedad civil organizada a través de una ONG (ASCEL), no en una iniciativa gubernamental ni ideológica.

La acción de ASCEL condujo inevitablemente al Gobierno central a tramitar la propuesta legalmente formalizada durante un largo proceso reglado administrativo de dos años de duración (en el que también participaron las Comunidades Autónomas desde el principio) y por último, a actualizar en el Boletín Oficial del Estado (BOE) el nuevo marco de protección del lobo. Pero el Gobierno español no incluyó al lobo en el estatus de especie “Vulnerable” en el seno del Catálogo Español de Especies Amenazadas (CEEA) que implicaría una mayor protección legal y políticas proactivas de conservación y recuperación, sino que lo incluyó solo en el “Listado” (LESRPE).

Este nivel de protección implica cese de muertes de lobos y una elevada cobertura administrativa y penal ante la muerte intencionada de lobos (por caza recreativa y/o control letal de las administraciones), pero supone una protección pasiva y no proactiva, como la que le hubiera otorgado el CEEA, en forma de planes de recuperación (como tienen las especies amenazadas). El lobo no se incluyó en ese Catálogo (CEEA) por la falta de publicaciones científicas que demostraran una reducción significativa de su rango histórico, un requisito clave legal para obtener dicha clasificación en el BOE​​. Sin embargo, estudios científicos recientes han comenzado a arrojar luz sobre la distribución histórica y presente del lobo, indicando que la distribución actual en España podría cubrir menos del 30% de su área de distribución histórica. No solo eso, sino que las poblaciones de lobo en España siguen aisladas demográficamente de otras poblaciones europeas y presentan una diversidad genética alarmantemente baja​, lo que sugiere la necesidad de permitir su recuperación distribucional, incrementar sus poblaciones y conectarlas con el resto de las poblaciones europeas para incrementar sus probabilidades de conservación a largo plazo.

La gestión del lobo en Europa: ¿ciencia o política?

El debate sobre la gestión del lobo no se limita a España. A nivel europeo, tanto el Parlamento, como la Comisión Europea, ha planteado por enésima vez, la posibilidad de reducir la protección estricta de los lobos tanto en el Convenio de Berna, como en la Directiva Hábitats. Esto permitiría una mayor flexibilidad en su manejo, incluido el control letal en áreas donde la incidencia de la especie sobre la ganadería sea mayor​. Esta propuesta ha sido criticada en esta publicación científica reciente.

Los autores del mencionado trabajo científico argumentan que cualquier decisión sobre la protección de los grandes carnívoros, como el lobo, debe basarse en el principio de precaución y en la mejor evidencia científica disponible. Este principio, de aplicación en otras políticas ambientales de la Unión Europea, permite la adopción de medidas preventivas para proteger el medio ambiente en casos de incertidumbre científica. En contra de este principio, la reducción de la protección del lobo a nivel europeo se plantea sin atender en absoluto a criterios científicos, mientras que la escasez de datos se utiliza como una razón para denegar niveles de protección más altos, y eso a pesar de que la especie se encuentra en un estado de conservación desfavorable. La ciencia demuestra, además, que las medidas de control letal no suelen ser efectivas para reducir los ataques al ganado y, en algunos casos, pueden incluso exacerbar el problema. Tampoco mejoran la percepción social ni sirven para reducir la caza ilegal. Es más, estudios en diferentes continentes sugieren que la eliminación de lobos puede desestabilizar las estructuras de las manadas, aumentando la depredación sobre ganado​ desprotegido. Por tanto, todas las recomendaciones sugieren la necesidad de concentrar los esfuerzos de gestión en implementar medidas preventivas para reducir la potencial incidencia de los lobos sobre el ganado y mejorar las prácticas de manejo ganadero, mediante acciones tales como el empleo de perros guardianes (mastines, etc.), el uso de vallas protectoras​ (electrificadas, etc.), la recogida nocturna del ganado y su acompañamiento permanente por pastores.

Conclusión: el futuro del lobo en un contexto de incertidumbre

El debate legal y político sobre la gestión del lobo continúa, tanto en España como en Europa, y es esencial que las decisiones se tomen con base a datos científicos sólidos. La protección del lobo debe ser coherente con las obligaciones internacionales de conservación de la biodiversidad, y cualquier flexibilización en su gestión debería evaluarse cuidadosamente para evitar consecuencias ecológicas negativas.

El lobo, como especie clave en los ecosistemas, no solo representa un desafío de gestión, sino también una oportunidad para repensar la coexistencia entre humanos y fauna salvaje. Mientras el debate sigue su curso en los tribunales, la comunidad científica insiste en que solo un enfoque basado en el conocimiento y en el principio de precaución garantizará la viabilidad a largo plazo de esta especie clave.

Pero no solo la academia, sino que los resultados de la consulta pública lanzada el año pasado por parte de la presidenta de la Comisión Europea Von der Leyen para supuestamente recabar información para actualizar ad hoc el estatus del lobo en un marco preelectoral, tampoco justificaría la degradación de su protección europea a tenor de las respuestas obtenidas en dicho sondeo por parte de la Comisión Europea. Así, el 71% de los participantes, abogaba por la protección estricta de los lobos. Y ese porcentaje era del 95% para el caso de España.

 

 

Dejar de matar lobos ilegalmente en España mejorará su salud genética

Lo que más importa para la conservación a largo plazo de una población es el número de individuos reproductores, y en el caso del lobo en España depende de 600 adultos reproductores distribuidos en 300 grupos familiares (700 ejemplares para la población ibérica si añadimos los 50-60 grupos de lobos estimados para Portugal desde hace décadas).
 
Hay que reseñar que un área de distribución continua en el noroeste ibérico no implica una población continua, sino que puede haber fragmentación interna por cuestiones endógenas (genéticas) y exógenas (humanas).
 
También hay que revelar sin tapujos que las causas que impiden la recolonización del lobo en España y la recuperación de buena parte de su área de distribución histórica reciente (que además tiene elevada capacidad ecológica para albergar lobos), son de origen humano, y son prioritariamente sobre las cuales podemos actuar a corto plazo.
 
Hay que dejar de matar lobos, porque la mortalidad por la caza ilegal (y también la legal hasta su inclusión en LESRPE en 2021) y la persecución derivada de los controles letales aprobados por todas las administraciones autonómicas y provinciales españolas (Castilla y León, Asturias, Cantabria, Galicia, La Rioja y Diputaciones Forales vascas), es la que contribuye en primer término a limitar la dispersión efectiva y a explicar su baja diversidad genética.
 
Que un lobo alemán, francés o italiano se disperse miles de km por Europa y existan pruebas de su presencia en España y/o Portugal, no tiene relevancia poblacional efectiva si no hay reproducción, y no existe una sola evidencia de reproducción entre ejemplares italo-germano-franceses con sus congéneres específicos hispanos. Esa conexión permitiría un rescate genético de lobos ibéricos incrementando su tamaño de población efectivo.
 
No se pueden hacer políticas territoriales con grandes carnívoros como los lobos a nivel autonómico o provincial. Esa es la fragmentación española más relevante que afecta al lobo y que en ASCEL hemos combatido administrativa y judicialmente desde nuestra creación hace 24 años. De ahí, la importancia de proteger de forma efectiva al lobo a nivel nacional y la consecución para ASCEL del hito histórico de su inclusión en el LESRPE en el año 2021. 
 
Os invitamos a que visualicéis estas interesantes cuestiones en el programa de TVE “Objetivo Planeta” con el periodista Lorenzo Milá y la destacada aparición de tres científicos que trabajan con la biología y genética de la conservación de lobos en la Estación Biológica de Doñana-CSIC y la Universidad de Oviedo.
 
 
Previamente, en Junio de 2022, dicho programa de la TV pública nacional trató también la cuestión de la protección integral y total del lobo, en la cual ASCEL y un representante de su Directiva, como protagonista de la situación legal del lobo originada, tuvo lógicamente un papel protagonista muy destacado en el programa.
 
 
 
 

A buenas horas, mangas verdes (ura joan eta gero presa egin)

ASCEL ha participado en el proceso de consulta pública previa para la elaboración de un plan de gestión del lobo en el País Vasco.
Hemos solicitado, como alternativa no contemplada en la consulta gubernamental, la necesidad de elevar de oficio la categoría de protección regional vasca otorgada a la especie, dada la importancia como corredor geográfico de esta comunidad autónoma situada entre la Cordillera Cantábrica, Pirineos y el Sistema Ibérico, y porque el debate jurídico en instancias superiores en Madrid puede implicar la inclusión del lobo en el Catálogo Español de Especies Amenazadas como taxón “Vulnerable”, dejando obsoleto el plan vasco.

La consulta pública previa lanzada por el Gobierno Vasco se ha realizado tres años y ocho meses después de la protección regional del lobo en marzo de 2020 en dicha región. Como antecedentes, debemos recordar que el lobo fue protegido en el País Vasco en marzo de 2020, un año y medio antes que en el Gobierno central lo incluyera en el LESRPE y que, al igual que en el resto de España, el lobo no fue protegido por generación espontánea, o por manifestaciones de la gente, ni tampoco por las peticiones de oficio surgidas de los funcionarios ambientales de las administraciones vascas, sino que fue incluido en el Catálogo Vasco de Especies Amenazadas gracias a la inducción administrativa y judicial del Grupo Lobo de Euskadi, que obligó al Ejecutivo Vasco a cumplir la ley.

En esta ocasión, desde ASCEL hemos hecho saber al Gobierno Vasco que hacer “el avestruz” a la hora de la aplicación de sus propias leyes y de las obligaciones legales contraídas por los compromisos nacionales e internacionales (como el Convenio de Berna y la Directiva Hábitats), como ha hecho durante décadas, ha sido un desastre de gestión. Que el Gobierno Vasco haya tardado 24 años en proteger al lobo (algo que deberían haber efectuado de oficio desde la aprobación del primer Catálogo Vasco de Especies Amenazadas en 1996) y que haya “esperado” otros casi 4 años más, tras su catalogación regional, para la tramitación y elaboración de un “plan de gestión” (lo cual es obligatorio inmediatamente después de la protección), merece especial atención por la negligente conducta del Ejecutivo Vasco acumulada en todos estos años.

Hemos reclamado al Gobierno Vasco que contemple como alternativa en este consulta pública previa, la elevación de la categoría de la protección regional del lobo mediante su inclusión de oficio como especie “En Peligro de Extinción”, por la presencia de un número tan reducido de ejemplares (estimas recientes y precarias “oficialistas” de 9-11 individuos, distribuidos en 2 grupos familiares asignables a Burgos, pero compartidos con Bizkaia y Álava), sometidos a una precariedad y elevada vulnerabilidad a la extinción local por la persecución humana ilegal. 

La necesidad de un umbral de protección mayor del lobo resulta patente cuando se introduce la consideración del papel geográfico que ostenta el País Vasco para la conectividad de los lobos entre el noroeste de España y el sur de Francia, dada su situación geográfica de puente entre la Cordillera Cantábrica (su principal refugio español y núcleo poblacional más denso), los Pirineos (donde desde hace más de 20 años aparecen lobos franco-italianos, sin éxito reproductor, a los que no parece que se dejen “prosperar” en Cataluña, Aragón y Navarra), y el Sistema Ibérico norte (otro “telón de plomo” para los lobos hispanos).

Además, en ASCEL consideramos que el Ejecutivo Vasco no interpreta adecuadamente la Directiva Hábitats ni siquiera la ubicación geográfica vasca con respecto a protección estricta inferida para el lobo en la misma en los Anexos de la misma, incluso por la mera consideración de que puedan aparecer lobos italo-franceses en su territorio, no solo ejemplares de los montes cantábricos. 

Por si no fuera suficiente, ningún plan de gestión de la Red Natura 2000 vasca incluye medidas de conservación específicas para los lobos, lo cual constituye una incoherencia con el espíritu de la legislación europea y otro flagrante vacío legal, hecho no reflejado en los objetivos de la norma que se pretende aprobar.

Por último, en nuestro documento de 6 páginas, registrado en tiempo y forma, hemos reflejado la necesidad de  desarrollar programas de prevención de la caza ilegal y otras formas de persecución humana que sufre la especie en el País Vasco, lo cual debería ser uno de los objetivos irrenunciables del futuro plan. 

Figura 1. La gestión del lobo en el País Vasco, hasta su protección integral en 2020, se fundamentaba en la pasividad del Ejecutivo Vasco, obviando sus competencias, que toleraba que las Diputaciones forales (provinciales) erradicaran todos los lobos presentes, en base a los intereses sectoriales agroganaderos y no velando por el interés general. El control letal de lobos realizado se basada a la consideración (incierta) de que la totalidad de ataques y bajas sobre la cabaña ganadera, principalmente de ovejas de raza lacha (de cuya leche se produce el Queso de DOR Idiazábal), eran obra exclusiva del lobo. En esta ilustración del viñetista Iñaki Cerrajería se parodia la precariedad poblacional y la alimentación del lobo en el País Vasco, una subpoblación dependiente de la presencia lobera burgalesa de Merindades, y que fue la primera en España y Portugal en tener un seguimiento no invasivo para conocer su tamaño y su dieta basado en la incorporación de técnicas genéticas.

 

Sugerencias de ASCEL para envío de correos al buzón habilitado por la Comisión Europea

Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea (Fuente: Nota de prensa // Press release, 04/09/2023):

“La concentración de lobos en algunas regiones europeas se ha convertido en un peligro real para el ganado y, potencialmente, también para los seres humanos”

Todas las especies que componen los ecosistemas europeos son importantes. Ante la crisis de diversidad biológica en la que nos encontramos, no podemos perder ninguna más en Europa y menos a aquellas tan fundamentales como los grandes carnívoros, en general, y los lobos, en particular. 

Sabemos que se acercan elecciones europeas y que los políticos en tiempos electorales pierden la razón por un puñado de votos. Lamentamos la pérdida de su pony, Sñra. Von der Leyen, pero este hecho no puede ser utilizado para criminalizar al lobo basándose en información categóricamente falsa: el lobo no pone en peligro a las personas, ni tampoco a la ganadería en Europa. Cualquiera que consulte los datos con la Agencia Europea de Medio Ambiente lo puede verificar. Pregunte Sñra. Von der Leyen a sus Comisarios de Agricultura y Medio Ambiente. Por ejemplo: sobre un censo ganadero en la UE (Eurostat, 2021) de 142 millones de cabezas de ganado porcino, 76 millones de reses de bovino y 71  millones de ovejas y cabras, la incidencia atribuida a los lobos en la UE representa menos del 0,05% del total de dicha cabaña ganadera, y eso asumiendo que los lobos sean responsables de todas las bajas ganaderas. Entonces ¿se puede afirmar que los lobos son una amenaza para la cabaña ganadera y/o para las personas?

Hace apenas nueve meses, treinta países europeos adheridos al Convenio de Berna de protección internacional de la fauna confirmaron que el lobo ha de seguir teniendo una protección estricta y que no caben medidas de flexibilidad de dicha protección, y para ello se basaron en la mejor información científica disponible. Dicha posición favorable a mantener la actual protección del lobo en Europa fue defendida por todo el Consejo de la Unión Europea. Es más, los Ministros de Medio Ambiente de doce países escribieron a la Comisión Europea señalando que las mejores soluciones eran seguir manteniendo la protección estricta del lobo en Europa, junto con un sistema efectivo de medidas preventivas y económicas. La Política Agraria Común (PAC), que supone más del 30% del presupuesto comunitario, y la eco-condicionalidad de estos subsidios, ha de ser uno de los soportes económicos diferenciales que persigan la coexistencia.

Los ciudadanos esperamos de altos cargos públicos, como el de la presidenta de la Comisión Europea, que mantenga posiciones y compromisos equilibrados y responsables por la protección efectiva de la biodiversidad, y que se refuerce el crecimiento de las poblaciones de lobos y otros grandes carnívoros en Europa. Para ello, promocionar y agilizar la disposición de ayudas públicas para la coexistencia entre lobos y actividades humanas del sector primario es una de las estrategias. Promover y sensibilizar a la ciudadanía sobre la importancia ecológica de los lobos es otra de las acciones necesarias, para que la propaganda política y victimismo sectorial quede al margen.

En ASCEL, como asociación, ya hemos remitido a la Comisión Europea una carta contundente de respuesta que podéis consultar aquí.

Adicionalmente, proponemos que todos aquellos ciudadanos concienciados y sensibilizados, remitan a la dirección de correo EC-WOLF-DATA-COLLECTION@ec.europa.eu un texto, hasta el 22/09/2023, inclusive, dónde expresen, preferentemente con sus palabras, su indignación sobre el tema. No obstante, para aquellos que así lo prefieran, sugerimos el siguiente texto modelo, para copiar y pegar, aunque lo recomendable sería que fuera objeto de adaptación, modificación y encaje individualizado.

Agradeceríamos que si enviáis correo a esa dirección electrónica habilitada por la Comisión Europea, nos pusierais en copia (oculta / CCO) o bien nos lo reenviarais a ascel@loboiberico.com con el objeto de que podamos computar vuestra participación.

En nombre de ASCEL y de los lobos, muchas gracias de antemano.

Carta a Úrsula: Europa sin mentiras 

En primer lugar, la presidenta de la Comisión no puede mentir. Y miente cuando afirma que la “concentración de lobos … se ha convertido en un peligro … (potencialmente) … para los seres humanos”.

En segundo lugar, actuar desde esa responsabilidad por motivos personales (su pony) atenta contra el correcto funcionamiento institucional.

En tercer lugar, la demagogia y el populismo han de ser ajenos a la Unión Europea.

En cuarto lugar, reclamar una movilización popular para aportar información que sólo pueden aportar los gobiernos de los estados miembros por los cauces debidos, supone un golpe a la legitimidad por la cual esa persona debe de velar.

Dicho lo cual, yo vivo en espacio (afortunadamente) con presencia de lobos, osos pardos y linces. Pero hacen falta muchos más.

En cuanto a la necesidad de aportar información sobre “censos”, no es importante el número de los depredadores apicales, dado que ellos mismos se autorregulan, lo cual no deberían desconocer. Nunca habrá plagas de lobos, ni de osos, ni de linces. Los “censos” de lobos son complicados, largos y caros, e inútiles, básicamente, cuando sirven como pretexto para matarlos.

Conservar y restaurar la biodiversidad es conservar, proteger, conectar y recuperar poblaciones de lobos, porque la biodiversidad no solo es conservar un puzzle desordenado de especies, sino los procesos e interacciones que realizan dichas especies, como las que efectúa el lobo.

En cuanto a la supuesta conflictividad con intereses privados (como la ganadería), si el ganado está bien gestionado, no debe haber grandes problemas y la coexistencia es posible. Además, se están pagando generosas ayudas públicas a priori en Europa (a través de la Política Agraria Común o PAC) para mantener actividades agroganaderas, con respecto a la biodiversidad, con carácter estructural. No solo eso.  Se pagan ayudas a posteriori por la incidencia del lobo, bajo la normativa regional en España. A veces, incluso otras ayudas de carácter preventivo (subvenciones por la tenencia y adquisición de perros mastines, cercados y rediles,  vallados portátiles, pastores eléctricos, dispositivos de geolocalización del ganado o perros, “pagos por servicios ambientales”, y un largo etc.). Son también frecuentes otras ayudas públicas al sector agropecuario (por compensaciones y limitaciones en Espacios Naturales Protegidos, etc.)

El matar lobos, allí donde se ha producido, como en España, nunca ha servido para disminuir la incidencia sobre la cabaña ganadera, salvo para contentar a necios e ignorantes, que lamentablemente, cada vez tienen un voto más preciado.

El fraude con los daños atribuidos a lobos es conocido y consentido por las administraciones públicas involucradas, que parecen estar gobernadas por necios e ignorantes.

Dado que usted o ustedes han abierto la caja de Pandora, y dado que nadie va a poder entregar datos cuantitativamente válidos actualizados en catorce días hábiles desde que iniciaron la consulta, les despacho estas consideraciones cualitativas que (i) son tan válidas como cualquier otra opinión recabada y (ii) se someten a contraste.

Atentamente, lamentando que le paguemos un sueldo tan elevado a Úrsula, quizás de 358.000 euros. 

Fdo: _________________________

 

No hay —ni puede haber— diferencias entre especies protegidas

ASCEL puntualiza a la FCQ

La Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos (FCQ), se muestra favorable a matar lobos en una noticia publicada en el Diario de León (23/08/2023), y en un comunicado posterior (24/08/2023) mantiene esa insostenible posición.

Como reacción a unas declaraciones en prensa (Diario de León) tituladas “La FCQ considera que la actual protección del lobo deja desprotegida a la ganadería”, y publicadas el pasado 23/08/2023, la propia Fundación Quebrantahuesos (FCQ) se ha visto en la necesidad de reaccionar mediante un comunicado publicado en su página web al día siguiente (24/08/2023), dado el revuelo ocasionado por sus manifestaciones previas.

Desde ASCEL debemos advertir la gravedad de la posición de la FCQ, en ambas ocasiones. Se trata de la primera vez, tras la inclusión del lobo en el LESRPE hace casi dos años, que una entidad (supuestamente) conservacionista manifiesta explícitamente que hay que articular mecanismos para flexibilizar el marco general de protección del lobo y así poder matar algunos lobos. Y para ello hace una propuesta “constructiva”. Los términos empleados no son baladí.

En la práctica, desde la FCQ se sugiere que hay especies salvajes protegidas de primera categoría (como el quebrantahuesos, “intocables“) y otras de segunda división (como los lobos, que han de morir por su supuesta conflictividad con un sector lucrativo privado, con el que la FCQ realiza “sus” actividades y negocios), y porque los lobos viven en medios humanizados y necesitan —según ellos— un control humano. Debemos reseñar —para más inri—que los quebrantahuesos también viven en medios humanizados, por lo cual habría que preguntarse si los quebrantahuesos también requerirían otro “control” (eufemismo de matar) ¿o es que solo se han de “controlar” lobos?. No olvidemos que el número de quebrantahuesos y lobos en España es análogo, ya que los conteos más recientes determinan la presencia de 937-1.119 ejemplares de quebrantahuesos (> 400 adultos reproductores), mientras que de lobos hay 1.248 ejemplares (600 adultos reproductores).

Si la FCQ defiende matar algunos lobos, siendo como es especie protegida, que sepa que lo siguiente es matar algunos quebrantahuesos, por los mismos argumentos (legales o ilegales). Ahora bien, los argumentos no son válidos. Las excepciones a la norma, si es que se cumplen, tendrían que ser realmente excepcionales, y parece claro, camino ya de dos años de la entrada en vigor de la protección, que no se dan esas circunstancias singulares. Ni para el lobo, ni para las otras especies protegidas. En todo caso, una vez más, es necesario advertir que no hay ningún conflicto entre ganadería y lobos. Hay problemas locales y puntuales por manejos no profesionales, que además suelen ser objeto de hipérboles mediáticas. Lo que sí es conflictivo, a la par que fraudulento, son los sistemas de verificación de la incidencia sobre la ganadería atribuida al lobo, tan deficientes o inexistentes que permiten el continuo cobro de ayudas públicas —a priori y posteriori—, a pesar del incumplimiento sistemático de la obligada condicionalidad legal (véase la PAC, etc.). Esa es la única propuesta que cabría esperar en organizaciones serias y comprometidas con la conservación de la biodiversidad. Difundir la confusión de que es posible sorber y soplar, no es de recibo en entidades que se autoproclaman como interlocutores y defensores de la biodiversidad. Y es aún más triste considerar que quién así actúa es la FCQ, que se sostiene de apoyos públicos (Figura 1) y privados.

Figura 1. Relación y desglose de las subvenciones y ayudas públicas percibidas por la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos (FCQ) en el período 2019-2023.

También produce vergüenza ajena observar como la FCQ hace un postureo indecente al afirmar que promovió la actual protección del lobo. Quién quiera entender, que lea la propia Orden Ministerial TED/980/2021. Y por último, tampoco sorprende que la FCQ, que opera desde hace tiempo también en el Parque Nacional de Picos de Europa, no se haya opuesto al control letal de un lobo aprobado en octubre de 2022 por el Gobierno asturiano en un espacio natural protegido con la máxima categoría de protección nacional e internacional.

En todo caso, es necesario divulgar al público la denigrante posición de la FCQ.

 

¿Para qué sirve matar unos lobos?

La literatura científica viene contrastando -con rigor y con suficiencia demostrable- que matar lobos no mejora la percepción social de la especie, no reduce el nivel de la incidencia de la especie sobre la cabaña ganadera y tampoco reduce la caza ilegal, sino todo lo contrario. Aunque no existe una sola evidencia científica que avale las tesis contrarias, precisamente esas tesis son ampliamente sostenidas por algunos políticos, gestores y pseudo-expertos en medios de comunicación en el debate generalmente “demagógico” creado en torno a la protección del lobo en España.

Recientemente ha sido publicada en una revista científica internacional una nueva evidencia (1) que avala, aún más si cabe, que autorizar la caza de lobos incrementa drásticamente la mortalidad de la especie durante los años posteriores al fin de su caza.  A mediados del siglo XX, los lobos estaban casi extintos en la mayoría de EE.UU salvo Alaska, con un pequeño número sobreviviendo en el norte de Minnesota. Después de que los lobos fueran incluidos en el año 1973 en “Listado federal de especies en peligro de extinción” (nótese que en España eso mismo sucedió pero en 2021 -casi 50 años después que en EE.UU-, y gracias a la iniciativa de ASCEL), la población de lobos de Minnesota aumentó, y se estabilizó a principios del s. XXI. Sin embargo, la caza se reanudó por parte de las autoridades de Minnesota como resultado a que la gestión del lobo recayera también en los estados -que abogaban por la caza como única herramienta de gestión- durante las temporadas 2012-2013 y 2013-2014 (allí nunca fue posible la caza de lobos en los parques nacionales, al contrario que en España con los 200 lobos matados en el PN de los Picos de Europa). Dicha caza se suspendió judicialmente en todo el territorio de Minnesota en diciembre de 2014 (de forma similar a lo que ASCEL consiguió salvando de la muerte a 143 lobos en las temporadas 2018-2019 en Castilla y León, y/o anulando los cupos de caza en 2011-2012 y 2015-2016, y también el plan de gestión de 2016 de dicha región).

Analizar los efectos poblacionales de la caza y las tasas de mortalidad de lobos fue posible gracias a la existencia de ejemplares radiomarcados en Minnesota durante el período 2004-2019. Así, los investigadores norteamericanos realizaron un análisis que mostraba que la tasa de mortalidad de los lobos se mantuvo casi constante desde 2004 hasta el inicio de la temporada de caza en 2012, pero dicha mortalidad se duplicaba con el inicio de la primera temporada de caza de 2012-2013, e inesperadamente, se mantuvo en ese nivel elevado y de forma casi constante hasta 2019, a pesar de que durante 5 años la persecución cinegética del lobo no era legal (1). La tasa anual de la mortalidad de lobos aumentó del 21,7% antes de las temporadas de caza de lobos (10,0% por causas humanas y 11,7% por causas naturales) al 43,4% (35,8% por causas humanas y 7,6% por causas naturales). El análisis de la tendencia estadística determinaba que la mortalidad causada por el hombre se incrementó considerablemente durante las temporadas de caza, mientras que la mortalidad natural inicialmente disminuyó, pero después de la interrupción de la caza, la mortalidad causada por humanos se mantuvo significativamente más alta que antes de las temporadas de caza (1).

A ello hay que sumar que en algunos estados norteamericanos, como Idaho, los cazadores no informaban adecuadamente de los lobos muertos en los lances cinegéticos y que el número de lobos matados que explicaba las variaciones poblacionales entre el período pre y post cinegético era un 84% superior a lo inicialmente considerado (2), lo cual permite inferir que la mortalidad de lobos provocada por los seres humanos siempre es subestimada.

Toda esta información sugiere que permitir y generalizar los controles letales de lobos (como con cualquier otra especie, y más si está protegida) envía mensajes negativos sobre el lobo (3). Las acciones que persiguen flexibilizar la protección de especies a través de caza como herramienta “social” para reconducir conductas ilegales y mejorar las actitudes, incentiva justo lo contrario, es decir, conductas ilegales de persecución, como han determinado algunos trabajos (3).

También se ha comprobado científicamente en estados norteamericanos -como el de Wisconsin- que la caza ilegal de lobos aumenta un 650% cuando se solapan otras actividades cinegéticas en las cuales el lobo no es el objetivo cinegético y más, con presencia de nieve. Además, los efectos de matar lobos se han podido analizar a nivel de la persistencia y durabilidad de los propios grupos de lobos. Así, se pudo comprobar que la posibilidad de que un grupo familiar de lobos permaneciera como tal hasta el final del año disminuía en un 27% cuando un miembro cualquiera del grupo moría por causas humanas, y que la tasa de éxito de reproducción de dicho grupo familiar al año siguiente disminuía un 22%. Si la muerte era la de alguno de los individuos dominantes reproductores, el impacto era mucho más grave, ya que la probabilidad de persistencia del grupo familiar disminuía un 73% y la de la reproducción al año siguiente casi un 50% (4).

Todos los trabajos científicos determinan que la caza de lobos no reduce su mortalidad ilegal, sino que la aumenta incluso drásticamente durante los años posteriores al fin de la caza (1, 3). Esto demuestra la necesidad de proteger estrictamente a los lobos y de que esa protección sea efectiva en términos de cumplimiento por parte de las administraciones mediante los medios y dotaciones suficientes (vigilancia, sanciones, penas de privación de libertad, etc.).

Si queremos restaurar la biodiversidad perdida, y recuperar funciones ecológicas perdidas que solo es capaz de desempeñar el lobo como principal predador apical en España, resulta absolutamente necesario consolidar la protección del lobo, y si es posible, mejorar el grado de protección, que es lo que pretende ASCEL mediante su catalogación.

Reparto geográfico de los 1.104 lobos matados con permiso por caza y por controles  de la Junta de Castilla y León en el período 2006-2021. Nótese como la administración regional permitió también matar 79 lobos allí donde están estrictamente protegidos, son una especie prioritaria y donde no eran especie cinegética, como es al Sur del Duero. 

La caza y los controles letales de población anulan o reducen severamente la “funcionalidad ecológica” de lobos (dada su condición de apical y ecológicamente importante) aun cuando a pesar del efecto de la caza y los controles la población fuera demográfica y genéticamente viable, lo cual, nunca es así. Es más, esa caza tampoco es  compatible con los mandatos legales nacionales e internacionales de protección de la especie, que emanan del Convenio de Berna (donde el lobo es una especie protegida y estrictamente protegida, a pesar de algunos intentos en vano recurrentes), de la Directiva Hábitats 92/43/CEE (que tampoco se modifica, a pesar del ruido mediático inducido por algunos políticos regionales) y del “Listado” o LESRPE en España (RD 139/2011).

Referencias citadas:

(1) Oliynyk, R-T. (2023). Human‑caused wolf mortality persists for years after discontinuation of hunting. Nature Scientific Reports, 13: 11084. https://doi.org/10.1038/s41598-023-38148-z

(2) Mack, C., Rachael, J. Holyan, J. Husseman, J. Lucid, M. & Thomas. B. (2010). Wolf conservation and management in Idaho; progress report 2009. Nez Perce Tribe Wolf Recovery Project, P.O. Box 365, Lapwai, Idaho; Idaho Department of Fish and Game, 600 South Walnut, Boise, Idaho. 67 pp.

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