Asociación para la Conservación y Estudio del Lobo Ibérico

Luis Mariano Barrientos, in memoriam

Autor:Alberto Fernández Gil

Tuve la fortuna de conocer a Luis Mariano Barrientos cuando ambos éramos veinteañeros, y de haber sido su amigo durante décadas. Le conocí en el que probablemente fue el primer congreso lobero que tuvo lugar en España, en 1987 en Salamanca, y sin duda aquel día fue uno de esos hitos que cambian el rumbo de la vida de uno sin ser consciente de ello, al menos hasta pasados muchos años. No diré que nos convertimos en inseparables desde aquel día (Luis Mariano fue siempre un tipo solitario, aunque aparentemente extrovertido), pero los siguientes años trabajé con él a menudo, cuando la Junta de Castilla y León aún le contrataba los censos de grupos de lobos en La Culebra, e incluso en toda la región. Y sobre todo salí al campo con él cientos de veces, cada día maravillado de los lugares que habitaban los lobos esteparios que él adoraba y, ante todo, y cada día, sintiendo asombrado el don único que ese hombre tenía para detectar a los lobos, para verlos, y para entender el paisaje como nadie he visto jamás que lo hiciera, mucho más cerca de la percepción de los lobos (y sé que al decir esto me meto en un pantano) que la del resto de los humanos.

De aquellos años aprendí casi todo lo que sé de los lobos de las estepas cerealistas, nos reíamos con él hasta el desmayo (y con Miguel Rico, nuestro grandísimo colega y naturalista gigante), y supe también de las obsesiones y de la dificultad de trabajar con una persona que anteponía los lobos casi a su propia vida (confío que Rosa y sus hijos me perdonen por semejante opinión).

Luis Mariano fue no sólo una leyenda para todos los que le conocimos y le quisimos a lo largo de los años, sino sobre toda una inspiración para trabajar por la conservación de los lobos ibéricos, una persona que siguió el legado dejado por Félix Rodríguez de la Fuente en unos años oscuros y tenebrosos donde la caza, los controles de población y el furtivismo eran la norma en nuestro país. Fue en esos años en los que de su mano se creó ASCEL (y de la de Juan Ángel de la Torre y Fernando Jubete) [Nota de ASCEL: fueron nueve los socios fundadores] que creció y peleó hasta conseguir la protección de los lobos hace apenas tres años, un legado que el propio Luis Mariano llegó a conocer, y espero que a disfrutar; un legado que le debemos en gran parte, y que permite ver un futuro algo más luminoso sobre la conservación de los lobos en España.

Por Alberto Fernández Gil (Enero de 2025)

Tuve la fortuna de conocer a Luis Mariano Barrientos cuando ambos éramos veinteañeros, y de haber sido su amigo durante décadas. Le conocí en el que probablemente fue el primer congreso lobero que tuvo lugar en España, en 1987 en Salamanca, y sin duda aquel día fue uno de esos hitos que cambian el rumbo de la vida de uno sin ser consciente de ello, al menos hasta pasados muchos años. No diré que nos convertimos en inseparables desde aquel día (Luis Mariano fue siempre un tipo solitario, aunque aparentemente extrovertido), pero los siguientes años trabajé con él a menudo, cuando la Junta de Castilla y León aún le contrataba los censos de grupos de lobos en La Culebra, e incluso en toda la región. Y sobre todo salí al campo con él cientos de veces, cada día maravillado de los lugares que habitaban los lobos esteparios que él adoraba y, ante todo, y cada día, sintiendo asombrado el don único que ese hombre tenía para detectar a los lobos, para verlos, y para entender el paisaje como nadie he visto jamás que lo hiciera, mucho más cerca de la percepción de los lobos (y sé que al decir esto me meto en un pantano) que la del resto de los humanos. De aquellos años aprendí casi todo lo que sé de los lobos de las estepas cerealistas, nos reíamos con él hasta el desmayo (y con Miguel Rico, nuestro grandísimo colega y naturalista gigante), y supe también de las obsesiones y de la dificultad de trabajar con una persona que anteponía los lobos casi a su propia vida (confío que Rosa y sus hijos me perdonen por semejante opinión).

Luis Mariano fue no sólo una leyenda para todos los que le conocimos y le quisimos a lo largo de los años, sino sobre toda una inspiración para trabajar por la conservación de los lobos ibéricos, una persona que siguió el legado dejado por Félix Rodríguez de la Fuente en unos años oscuros y tenebrosos donde la caza, los controles de población y el furtivismo eran la norma en nuestro país. Fue en esos años en los que de su mano se creó ASCEL (y de la de Juan Ángel de la Torre y Fernando Jubete) que creció y peleó hasta conseguir la protección de los lobos hace apenas tres años, un legado que el propio Luis Mariano llegó a conocer, y espero que a disfrutar; un legado que le debemos en gran parte, y que permite ver un futuro algo más luminoso sobre la conservación de los lobos en España.

Luis Mariano Barrientos

 

Efectos de matar lobos a nivel de grupo reproductor

Es frecuente desde hace años escuchar a administraciones, políticos, agrocolectivos, consultores y asesores ambientales, y a gestores de lo ambiental, a los que se les supone formación académica, negar y minusvalorar, incluso en público, las investigaciones científicas realizadas sobre el efecto de la caza y de los controles letales sobre la población de lobos, esgrimiendo que los efectos no están suficientemente demostrados o son irrelevantes. Nada más lejos de la realidad. Los impactos sobre los lobos pueden ser desglosados no solo a nivel general de tamaño de población, sino incluso a nivel de la unidad social del grupo reproductor, y es posible evaluar cómo afectan las bajas mortales sobre la estabilidad y supervivencia del grupo familiar y a sus tasas demográficas (éxito reproductor, etc.). 

Una reciente investigación científica analiza estas cuestiones y el efecto sobre cada grupo reproductor en 193  grupos de lobos en cinco Espacios Naturales Protegidos de EE.UU, desde finales de la década los 80 del pasado siglo hasta la actualidad. Los resultados demuestran los perniciosos y cuantiosos efectos que la mortalidad no natural provocada por los humanos tiene internamente sobre los propios grupos y su estabilidad, persistencia y reproducción. 

Un tercio de los lobos radiomarcados en dichos espacios protegidos norteamericanos, a pesar de su protección sobre el papel, moría como consecuencia de las actividades humanas en las áreas próximas limítrofes del exterior de cada espacio protegido. Y las consecuencias sobre los grupos son prolongadas y adquieren múltiples matices, algo que nuestros gestores habitualmente ignoran.

Los grupos familiares de lobos que sufrían las bajas mortales tenían menos probabilidades de reproducirse, y la pérdida de un adulto dominante disminuía significativamente la cohesión y viabilidad del propio grupo y también de que tuvieran reproducción al año siguiente.

También se comprobó que el tamaño medio de grupo (ese que en España y Portugal es de 4,2 ejemplares, y no otro, aunque algunos se esfuercen sin éxito en elevarlo hasta 8-10 o más) influye sobremanera. Así, los grupos más grandes tenían menor fragilidad y más probabilidades de viabilidad a largo plazo para no desintegrarse, frente a los grupos más pequeños, ante la existencia de bajas ocasionadas por acciones humanas. Dichos grupos tienen más integrantes esperando una teórica posibilidad de asumir un estatus social diferente y/o funcionalidad dentro del propio grupo frente a un vacío repentino por baja mortal. Si el grupo es pequeño, las posibilidades de sustitución son menores.

Figura 1. Predicción de probabilidades según modelos estadísticos de que un grupos de lobos (a) persista y (b) se reproduzca en cinco espacios naturales protegidos de EE. UU., según la mortalidad causada por humanos sobre sus integrantes. Fuente: Cassidy, K. A. y col. (2023). Frontiers in Ecol & Environ, DOI: (10.1002/fee.2597)

Si además las poblaciones de lobos están dispersas y alejadas en el territorio, las probabilidades de persistencia y de reemplazo individual también disminuyen. La presencia de grupos grandes y lo más cercanos posibles, repartidos por amplias áreas, actúan como población «fuente» e implican una posibilidad de dispersión efectiva (que supone reproducción) mucho mayor, lo cual contribuye a la conservación a largo plazo, es decir, a la viabilidad demográfica y genética de los lobos, la cual está especialmente depauperada en España.

Pero todas esas variables nunca se tienen en cuenta en la gestión del lobo en España. Ni siquiera ahora que está protegido en el «Listado» o LESRPE. Sirva como muestra que los propios gestores, y algunos profesionales adscritos y/o contratados por parques nacionales en España, como Picos de Europa, se han erigido en los adalides y ejecutores de una gestión letal de la especie, porque «no pasa nada por matar unos lobos«, tanto a la población ibérica, como a su estado de conservación. 

Este trabajo reitera la necesidad de proyectos de seguimiento a largo plazo, sujetos a los mejores estándares éticos y científicos posibles, y de que la protección del lobo no solo se produzca en los espacios naturales protegidos, sino también fuera de ellos. Por eso es importante la protección integral de lobo, no solo a través del Listado “LESRPE”, sino también del Catálogo “CEEA” como especie clasificada como «Vulnerable». 

Sobre la problemática presencia de perros “incontrolados” en el medio natural

Posicionamiento aprobado en la Asamblea General de Socios de 2021 (Noreña, Asturias)

La presencia descontrolada de perros en la naturaleza supone un problema ecológico de gran dimensión y trascendencia internacional.

Los perros incontrolados constituyen una fracción de la población de perros que es dependiente de recursos antrópicos y/o naturales para sobrevivir, que pueden tener o no propietarios identificables y que deambulan en el espacio y en el tiempo de forma más o menos autónoma. En este conjunto de perros englobamos a aquellos que se escapan y se hacen ferales (asilvestrados), perros de cazadores abandonados, perros abandonados, o los que se alejan de núcleos humanos temporalmente.

ASCEL se opone al control letal de perros “incontrolados” como estrategia de gestión en zonas con o sin lobos en España, y aboga por:

(1) educar a la ciudadanía en la tenencia y mantenimiento de perros,

(2) el cumplimiento de la legislación en materia de protección de animales,

(3) la extracción no letal de dichos perros del medio natural, y

(4) medidas sancionadoras a los propietarios de perros que deambulen libremente.

Sobre la problemática sobre los cruces naturales entre lobos y perros

Posicionamiento aprobado en la Asamblea General de Socios de 2021 (Noreña, Asturias)

Los cruces naturales entre lobos y perros (erróneamente denominados como hibridación de lobos y perros) no constituyen un problema global de conservación en las poblaciones salvajes de lobos, como acredita la literatura científica disponible. Podrían ser un problema local, que atañe a algunas poblaciones reducidas de lobos, en ambientes fuertemente antropizados, en los límites de sus áreas de distribución, donde exista una elevada presencia de perros incontrolados o donde se encuentren sometidos a una elevada presión letal de origen humano.

Zlatan Ibrahimović: peso, entrenamiento y dieta para tener un «físico bestial» comprar sildenafil 100 mg en linea programación anual de preparación física en voleibol. 74 sesiones de entrenamiento – alessandro contadin – libro – calcetines mariucci – colección volley | SII

Figura 1. Hembra de lobo asociada a un grupo de perros incontrolados en Bulgaria. Fuente: Desconocida

Al igual que en el contexto internacional, no se han encontrado evidencias de cruces naturales generalizados y crecientes entre lobos y perros en España, aunque si se han observado esporádicamente, siendo un problema menor y localizado. En todas las poblaciones de lobos del mundo donde se ha analizado esta cuestión, se ha podido comprobar las tasas de “hibridación” (introgresión genética de perros en lobos) son reducidas, habitualmente en torno al 5%.

Figura 2. Sobre los caracteres fenotípicos en los episodios de «hibridación» es importante destacar que «mas anómalo» no significa «más o menos híbrido». Como prueba de ello estos dos ejemplares hermanos de una misma camada y con diferentes fenotipos. Ambos ejemplares presentan el mismo % de introgresión de ADN de perro, aproximadamente el 5%. Fuente: LIFE Mirco-Lupo.

Como existen factores de selección evolutiva en contra de los “híbridos”, además de barreras etológicas entre lobos y perros que limitan enormemente (pero no impiden totalmente) la introgresión y la viabilidad de los propios “híbridos”, la posición de ASCEL se basará en reforzar el crecimiento continuado de poblaciones de lobos, generalmente aisladas y/o amenazadas, y en reducir los factores antrópicos (en particular, la persecución letal) que impiden su crecimiento. Sólo así se conseguirá incrementar el tamaño de la población efectiva, y por ende, la viabilidad demográfica a largo plazo de dichas poblaciones.

Figura 3. Ejemplar hembra cruce lobo-perro F1 (1º generación). Fuente: Centro de Recuperación Fauna Monte Adonis (Italia).

ASCEL se opondrá al sacrificio y control letal de lobos y/o ejemplares con una adscripción específica incierta en cuanto a grado de “hibridación”, que se encuentren en compañía de ejemplares, conespecíficos o no, sin resultados conocidos a priori de análisis genéticos (con marcadores biparentales y/o genomas completos) de esos animales, porque resulta tremendamente difícil de evaluar y discriminar la tasa de introgresión genética de perros sobre los lobos (dada su variabilidad morfotípica), más aún cuando esta consideración se ha erigido en una puerta abierta a la gestión letal de ejemplares de lobos y/o ejemplares con identificación específica dudosa por características fenotípicas sujetas a patrones subjetivos de lo que es (y ha de ser) un lobo.

Figura 4. Parodia sobre el control letal de lobos e híbridos en Galicia