Asociación para la Conservación y Estudio del Lobo Ibérico

La suciedad está en la mente de la fiscal

Sí un fiscal antidroga manifestase públicamente que la cocaína no es tan mala, o mencionase los buenos momentos que nos proporciona, realmente estaríamos escandalizados.

Así nos encontramos (y además indignados) tras las declaraciones de la fiscal de lo ambiental en Asturias, Esperanza González Avella, la cual, en contra de toda evidencia, y de afortunadas posiciones anteriores o superiores de la fiscalía, viene a ser considerada con los criminales que temporada a temporada incendian nuestros montes, porque son nuestros, los montes, más allá de ciertas cuestiones civiles menores.

Afirmar que hay suciedad en los montes asturianos (y que por ende, han de ser limpiados) sólo demuestra que se compra por quién ha de perseguir los delitos el ideario de los delincuentes.

Jamás se podrá aceptar que la vida silvestre sea sucia. La vegetación natural no sólo no puede tratarse bajo esa dicotomía propugnada por un sector social minoritario y turbio, sino que está amparada por normas por las cuales la fiscalía ha de velar. Disponemos de grandes superficies (afortunadamente) de vegetación arbustiva protegidas en nuestros montes, y nuestros bosques ojalá fuesen una ‘selva’. Por cierto, en Asturias no hay tales, y esa ignorancia no es excusable en doña Esperanza.

Es preocupante que se asuma la idea de que nuestro territorio tiene que estar ‘limpio’, y eso bajo la óptica de algunos perturbados, pero es inadmisible oír eso de quién tiene que proteger nuestra ‘suciedad’, la que quieren eliminar esos terroristas de lo ambiental que queman (y matan), a veces con amparo de políticos, lo que no es suyo ni lo será nunca: nuestra biodiversidad.

Qué a quién pagamos para conservar lo natural (y protegido por las leyes) se atreva a calificar esa vida silvestre, esa vegetación, como algo sucio, demuestra que tenemos un problema, que hay que solucionar.

Empezando por limpiar las mentes de la fiscalía.

Ignacio Martínez Fernández