Asociación para la Conservación y Estudio del Lobo Ibérico

A buenas horas, mangas verdes (ura joan eta gero presa egin)

ASCEL ha participado en el proceso de consulta pública previa para la elaboración de un plan de gestión del lobo en el País Vasco.
Hemos solicitado, como alternativa no contemplada en la consulta gubernamental, la necesidad de elevar de oficio la categoría de protección regional vasca otorgada a la especie, dada la importancia como corredor geográfico de esta comunidad autónoma situada entre la Cordillera Cantábrica, Pirineos y el Sistema Ibérico, y porque el debate jurídico en instancias superiores en Madrid puede implicar la inclusión del lobo en el Catálogo Español de Especies Amenazadas como taxón “Vulnerable”, dejando obsoleto el plan vasco.

La consulta pública previa lanzada por el Gobierno Vasco se ha realizado tres años y ocho meses después de la protección regional del lobo en marzo de 2020 en dicha región. Como antecedentes, debemos recordar que el lobo fue protegido en el País Vasco en marzo de 2020, un año y medio antes que en el Gobierno central lo incluyera en el LESRPE y que, al igual que en el resto de España, el lobo no fue protegido por generación espontánea, o por manifestaciones de la gente, ni tampoco por las peticiones de oficio surgidas de los funcionarios ambientales de las administraciones vascas, sino que fue incluido en el Catálogo Vasco de Especies Amenazadas gracias a la inducción administrativa y judicial del Grupo Lobo de Euskadi, que obligó al Ejecutivo Vasco a cumplir la ley.

En esta ocasión, desde ASCEL hemos hecho saber al Gobierno Vasco que hacer “el avestruz” a la hora de la aplicación de sus propias leyes y de las obligaciones legales contraídas por los compromisos nacionales e internacionales (como el Convenio de Berna y la Directiva Hábitats), como ha hecho durante décadas, ha sido un desastre de gestión. Que el Gobierno Vasco haya tardado 24 años en proteger al lobo (algo que deberían haber efectuado de oficio desde la aprobación del primer Catálogo Vasco de Especies Amenazadas en 1996) y que haya “esperado” otros casi 4 años más, tras su catalogación regional, para la tramitación y elaboración de un “plan de gestión” (lo cual es obligatorio inmediatamente después de la protección), merece especial atención por la negligente conducta del Ejecutivo Vasco acumulada en todos estos años.

Hemos reclamado al Gobierno Vasco que contemple como alternativa en este consulta pública previa, la elevación de la categoría de la protección regional del lobo mediante su inclusión de oficio como especie “En Peligro de Extinción”, por la presencia de un número tan reducido de ejemplares (estimas recientes y precarias “oficialistas” de 9-11 individuos, distribuidos en 2 grupos familiares asignables a Burgos, pero compartidos con Bizkaia y Álava), sometidos a una precariedad y elevada vulnerabilidad a la extinción local por la persecución humana ilegal. 

La necesidad de un umbral de protección mayor del lobo resulta patente cuando se introduce la consideración del papel geográfico que ostenta el País Vasco para la conectividad de los lobos entre el noroeste de España y el sur de Francia, dada su situación geográfica de puente entre la Cordillera Cantábrica (su principal refugio español y núcleo poblacional más denso), los Pirineos (donde desde hace más de 20 años aparecen lobos franco-italianos, sin éxito reproductor, a los que no parece que se dejen “prosperar” en Cataluña, Aragón y Navarra), y el Sistema Ibérico norte (otro “telón de plomo” para los lobos hispanos).

Además, en ASCEL consideramos que el Ejecutivo Vasco no interpreta adecuadamente la Directiva Hábitats ni siquiera la ubicación geográfica vasca con respecto a protección estricta inferida para el lobo en la misma en los Anexos de la misma, incluso por la mera consideración de que puedan aparecer lobos italo-franceses en su territorio, no solo ejemplares de los montes cantábricos. 

Por si no fuera suficiente, ningún plan de gestión de la Red Natura 2000 vasca incluye medidas de conservación específicas para los lobos, lo cual constituye una incoherencia con el espíritu de la legislación europea y otro flagrante vacío legal, hecho no reflejado en los objetivos de la norma que se pretende aprobar.

Por último, en nuestro documento de 6 páginas, registrado en tiempo y forma, hemos reflejado la necesidad de  desarrollar programas de prevención de la caza ilegal y otras formas de persecución humana que sufre la especie en el País Vasco, lo cual debería ser uno de los objetivos irrenunciables del futuro plan. 

Figura 1. La gestión del lobo en el País Vasco, hasta su protección integral en 2020, se fundamentaba en la pasividad del Ejecutivo Vasco, obviando sus competencias, que toleraba que las Diputaciones forales (provinciales) erradicaran todos los lobos presentes, en base a los intereses sectoriales agroganaderos y no velando por el interés general. El control letal de lobos realizado se basada a la consideración (incierta) de que la totalidad de ataques y bajas sobre la cabaña ganadera, principalmente de ovejas de raza lacha (de cuya leche se produce el Queso de DOR Idiazábal), eran obra exclusiva del lobo. En esta ilustración del viñetista Iñaki Cerrajería se parodia la precariedad poblacional y la alimentación del lobo en el País Vasco, una subpoblación dependiente de la presencia lobera burgalesa de Merindades, y que fue la primera en España y Portugal en tener un seguimiento no invasivo para conocer su tamaño y su dieta basado en la incorporación de técnicas genéticas.

 

Efectos de matar lobos a nivel de grupo reproductor

Es frecuente desde hace años escuchar a administraciones, políticos, agrocolectivos, consultores y asesores ambientales, y a gestores de lo ambiental, a los que se les supone formación académica, negar y minusvalorar, incluso en público, las investigaciones científicas realizadas sobre el efecto de la caza y de los controles letales sobre la población de lobos, esgrimiendo que los efectos no están suficientemente demostrados o son irrelevantes. Nada más lejos de la realidad. Los impactos sobre los lobos pueden ser desglosados no solo a nivel general de tamaño de población, sino incluso a nivel de la unidad social del grupo reproductor, y es posible evaluar cómo afectan las bajas mortales sobre la estabilidad y supervivencia del grupo familiar y a sus tasas demográficas (éxito reproductor, etc.). 

Una reciente investigación científica analiza estas cuestiones y el efecto sobre cada grupo reproductor en 193  grupos de lobos en cinco Espacios Naturales Protegidos de EE.UU, desde finales de la década los 80 del pasado siglo hasta la actualidad. Los resultados demuestran los perniciosos y cuantiosos efectos que la mortalidad no natural provocada por los humanos tiene internamente sobre los propios grupos y su estabilidad, persistencia y reproducción. 

Un tercio de los lobos radiomarcados en dichos espacios protegidos norteamericanos, a pesar de su protección sobre el papel, moría como consecuencia de las actividades humanas en las áreas próximas limítrofes del exterior de cada espacio protegido. Y las consecuencias sobre los grupos son prolongadas y adquieren múltiples matices, algo que nuestros gestores habitualmente ignoran.

Los grupos familiares de lobos que sufrían las bajas mortales tenían menos probabilidades de reproducirse, y la pérdida de un adulto dominante disminuía significativamente la cohesión y viabilidad del propio grupo y también de que tuvieran reproducción al año siguiente.

También se comprobó que el tamaño medio de grupo (ese que en España y Portugal es de 4,2 ejemplares, y no otro, aunque algunos se esfuercen sin éxito en elevarlo hasta 8-10 o más) influye sobremanera. Así, los grupos más grandes tenían menor fragilidad y más probabilidades de viabilidad a largo plazo para no desintegrarse, frente a los grupos más pequeños, ante la existencia de bajas ocasionadas por acciones humanas. Dichos grupos tienen más integrantes esperando una teórica posibilidad de asumir un estatus social diferente y/o funcionalidad dentro del propio grupo frente a un vacío repentino por baja mortal. Si el grupo es pequeño, las posibilidades de sustitución son menores.

Figura 1. Predicción de probabilidades según modelos estadísticos de que un grupos de lobos (a) persista y (b) se reproduzca en cinco espacios naturales protegidos de EE. UU., según la mortalidad causada por humanos sobre sus integrantes. Fuente: Cassidy, K. A. y col. (2023). Frontiers in Ecol & Environ, DOI: (10.1002/fee.2597)

Si además las poblaciones de lobos están dispersas y alejadas en el territorio, las probabilidades de persistencia y de reemplazo individual también disminuyen. La presencia de grupos grandes y lo más cercanos posibles, repartidos por amplias áreas, actúan como población “fuente” e implican una posibilidad de dispersión efectiva (que supone reproducción) mucho mayor, lo cual contribuye a la conservación a largo plazo, es decir, a la viabilidad demográfica y genética de los lobos, la cual está especialmente depauperada en España.

Pero todas esas variables nunca se tienen en cuenta en la gestión del lobo en España. Ni siquiera ahora que está protegido en el “Listado” o LESRPE. Sirva como muestra que los propios gestores, y algunos profesionales adscritos y/o contratados por parques nacionales en España, como Picos de Europa, se han erigido en los adalides y ejecutores de una gestión letal de la especie, porque “no pasa nada por matar unos lobos“, tanto a la población ibérica, como a su estado de conservación. 

Este trabajo reitera la necesidad de proyectos de seguimiento a largo plazo, sujetos a los mejores estándares éticos y científicos posibles, y de que la protección del lobo no solo se produzca en los espacios naturales protegidos, sino también fuera de ellos. Por eso es importante la protección integral de lobo, no solo a través del Listado “LESRPE”, sino también del Catálogo “CEEA” como especie clasificada como “Vulnerable”. 

El Defensor del Pueblo Vasco recomienda al Gobierno Vasco incluir al lobo en el Catálogo Vasco de Especies Amenazadas

ASCEL, junto con otros veintiséis colectivos liderados por el Grupo Lobo de Euskadi, lleva varios años solicitando la inclusión del lobo en el Catálogo Vasco de Especies Amenazadas de la Fauna y Flora, Silvestre y Marina; es decir, en el listado regional de especies protegidas de dicha comunidad autónoma.

Para iniciar ese trámite legal, la normativa demandaba una solicitud administrativa, así como un informe de justificación técnico-legal sobre la situación de la población del lobo en el País Vasco. Dicho informe justifica que el estado demográfico del lobo en el País Vasco debería implicar su inclusión en el Catálogo, dada la extinción virtual de grupos reproductores en los últimos años, tanto en Bizkaia como en Álava. Los últimos acontecimientos conocidos se saldaron con la erradicación a principios del año 2016 de un grupo familiar asignado a Euskadi, con el permiso de la Diputación Foral de Bizkaia, y con el conocimiento y la responsabilidad de que se trataba del último grupo de lobos de Euskadi.

Tras no obtener respuesta adecuada por parte del Gobierno Vasco, el Grupo Lobo de Euskadi presentó una queja al Defensor del Pueblo Vasco (Ararteko) en 2016.

A finales del pasado año 2017, el Ararteko resolvió dicha queja emitiendo un informe en el que daba al Gobierno Vasco las siguientes recomendaciones:

a) Que se resuelva, a la mayor brevedad, la solicitud de inclusión de la población del lobo (Canis lupus) en el catálogo vasco de especies amenazadas, conforme al procedimiento que recoge el artículo 50 del Decreto Legislativo 1/2014, de 15 de abril, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de Conservación de la Naturaleza del País Vasco.

b) Que para tomar esa decisión se deberá tener en cuenta el régimen de protección del lobo recogido en el Convenio de Berna y en la Directiva Hábitats, las obligaciones de vigilancia y control que de ellos derivan, así como el actual estado de conservación de esta especie, tanto en su área de distribución natural como a nivel local en el País Vasco.

Por todo lo anterior, instamos al Gobierno Vasco a atender a las recomendaciones del Defensor del Pueblo Vasco; a dejar de mirar para otro lado, e incluir al lobo en el País Vasco en la categoría de “En Peligro de Extinción”. Si el lobo, dado su estado demográfico en esta comunidad autónoma, no es merecedor de dicha consideración legal, el compromiso del Gobierno Vasco (y también de las Diputaciones Forales) con la conservación de la biodiversidad es papel mojado, y su voluntad por el cumplimiento de la legislación vigente una quimera sin precedentes.

Es lamentable que tengamos que ser algunas ONG conservacionistas formadas por voluntarios las que solicitemos la protección de los lobos, mientras empleados públicos de la administración y cargos políticos del Gobierno desatienden sus funciones, y sus obligaciones marcadas por la normativa vigente. La protección de los lobos es una obligación legal, como recuerda el “Ararteko”, además de ecológica y ética; más aún si cabe en una región que lleva décadas siendo la barrera oriental a la recuperación del área de distribución histórica de la población ibérica de lobos.

El TSJ de Castilla y León anula los cupos de caza de lobos de 2015-2016

Aunque a primera vista lo pueda parecer, no nos hemos equivocado, duplicando una noticia previa.

El 5 de marzo de 2018, un mes después de que el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León anulase el Decreto 14/2016, correspondiente al llamado “Plan de Conservación y Gestión del Lobo”, la Justicia nos vuelve a dar la razón a los conservacionistas: una nueva sentencia anula en este caso la resolución de la Dirección General de Medio Natural de la Junta de Castilla y León que aprobaba un cupo de caza de 143 lobos en dicha región.

La acción judicial fue promovida por la Asociación Conservacionista La Manada, contando con nuestra colaboración técnica y económica (este tipo de contenciosos no son gratuitos para ONG como las nuestras).

Y la reiteración de anulaciones judiciales de las normativas de gestión de Castilla y León no es nueva, ni reciente. Previamente la Justicia anuló también el “aprovechamiento cinegético” de lobos de la temporada 2011-2012, también tras la contestación desde ASCEL de dicha normativa. Lamentablemente, la Junta de Castilla y León se empeña en desproteger al lobo y en utilizar caza y descastes como única herramienta de gestión. En ASCEL estamos en las antípodas de planteamientos de gestión de esa índole, porque el lobo es una especie protegida en España por la legislación internacional y europea, y también por la importancia ecológica de este depredador apical. Ese umbral de protección significa que nunca puede ser considerado como especie cinegética. Nos parece inaceptable además que una administración pública como la Junta de Castilla y León siga despilfarrando impuestos que pagamos todos en acciones de gestión que matan lobos, e incumplen la normativa nacional e internacional vigente.

Dado que no podemos revivir los lobos abatidos en la temporada 2015-2016, seguiremos dando batalla legal intentando evitar nuevas muertes. El lobo, mal que le pese a muchas administraciones autonómicas, está protegido en España. Y las sentencias están para cumplirse, y asumir su jurisprudencia; incluso para la Dirección General de Medio Natural de la Junta de Castilla y León, y su actual Consejero de Medio Ambiente.

NO a debilitar la Ley de Patrimonio Natural y Biodiversidad

El Partido Popular insiste en su intención de debilitar el control de las especies invasoras. Más concretamente, pretende crear agujeros legales por los que colar aquellas invasoras de interés para algunos grupos de presión, relegando así el interés general y la conservación de la naturaleza.

Ante la nueva intentona, en forma de Proposición de Ley de modificación de la Ley 42/2007 del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, investigadores, sociedades científicas y organizaciones ambientales han suscrito un manifiesto argumentando el rechazo contundente a la debilitación de la normativa ambiental.

Desde ASCEL hemos suscrito dicho manifiesto, respondiendo a la iniciativa que nos traslada SEO / Birdlife.

Actualización (2017.11.08 09:00): ya conocemos los resultados de la votación en el Congreso; la modificación de la ley se ha aprobado con 263 votos a favor de PP, PSOE, Ciudadanos, PNV/EAJ, PDCat, Grupo Mixto, etc. y 78 votos en contra (Unidos Podemos). Otro paso atrás en conservación de la naturaleza; otro paso atrás del interés general frente a los intereses sectoriales y corto-placistas.